Aprendamos a tocar el piano de la revolución con todos los dedos.
Llevamos tiempo leyendo y escuchando numerosísimos comentarios y análisis sobre las próximas elecciones al llamado “Parlamento vasco” en el seno de la Izquierda Abertzale y entornos. Aparecen en ellos una catarata de temores, cautelas y recelos sobre el peligro de institucionalización de la lucha de los trabajadores y popular, a la integración y asimilación en el sistema, al abandono en suma, de los objetivos de construcción nacional por la independencia y el socialismo.
Tales temores no carecen de razón. Sin entrar en mayores detalles, sobran los ejemplos históricos al respecto y nosotros los compartimos. Ahora bien, la importante resistencia que se está manifestando a aceptar ese posible escenario político, tanto en el plano de las reflexiones sistematizadas como en otros ámbitos, deberían hacernos pensar que no está nada escrito y que por lo tanto los miedos y advertencias está bien expresarlos pero sólo como paso previo a la implicación organizada en el conjunto de la Izquierda Abertzale para impedir que se materialicen.
Las fuerzas que van a presionar a favor de la neutralización primero, y del abandono después, del impulso revolucionario son poderosas, y lo son tanto en el plano objetivo como en la influencia que puedan tener en la subjetividad del conjunto de la Izquierda Abertzale. Tampoco vamos a negar la realidad de la lucha de clases que se manifiesta en un colectivo sociopolítico, del que EHK forma parte, en el combate por las ideas. Los principios, los objetivos, la estrategia y la táctica de cada momento, van a estar sometidos permanentemente a un buen meneo.
Pero si las fuerzas “posibilistas”, acomodaticias y el pragmatismo al uso, están ahí latentes, no es menos cierto que la evolución de las “condiciones objetivas” actuales (crisis económica, social, cultural y política), con las consecuencias de paro creciente y empobrecimiento de amplios sectores de clase trabajadora y de los sectores populares no van a facilitar que aquellas se puedan asentar con facilidad. La Izquierda Abertzale y, más allá de ella, el conjunto de la disidencia vasca, no está huérfana de experiencias esclarecedoras sobre las consecuencias que suelen traer la aceptación de la lógica del enemigo en el terreno de los conceptos (la democracia, por ejemplo), de los métodos (los que nos son acotados) y de la ética (la de la respetabilidad burguesa). Todos estos elementos nos obligan a esforzarnos en saber distinguir en cada momento “la contradicción principal de las contradicciones en el seno del pueblo”… (Mao dixit) porque es un elemento esencial, tanto en el terreno de la operatividad como en el de la pedagogía política.
Desde EHK insistimos permanentemente en la necesidad de aclarar dos términos indispensables para poder movernos en este nuevo período:
- El primero es el concepto de Masa Numérica, tradicionalmente denominada acumulación de fuerzas, que es la que emerge como resultado de un acuerdo de base democrático con la intención de provocar un cambio en la composición de las diferentes instituciones (ayuntamientos, parlamentos…). Los mínimos democráticos nacen de las necesidades y fortalezas, de quienes alcanzan dicho acuerdo con la intención de sumar en un espacio común todas las energías y capacidades de intervención política que generalmente se plasman en las diferentes elecciones ya sean municipales, autonómicas o generales.
- El segundo La Masa Crítica (dentro de la Masa Numérica): es la que trabaja duramente para transformar la realidad y crea organizaciones populares como Fuerza de Choque que desarrollan intervención político-social generando una fuerte presión sobre las instituciones burguesas y las fuerzas represivas, es decir, obliga al sistema dominante y a las estructuras organizadas dentro de él (sindicatos, partidos...) a ser dinámicos. La Masa Crítica es la que, sin dejar de ser parte de la Masa Numérica, sin romper la unidad de acción en lo concreto, respetando los acuerdos democráticos tácticos de base, retoma y agita los elementos socio-políticos estratégicos que hace bascular al Movimiento hacia la vía revolucionaria.
Dicho lo anterior y como se ha reiterado, tanto las elecciones como el trabajo institucional son herramientas al servicio del proyecto y no un fin en sí mismo, ni siquiera un instrumento privilegiado. Pero haciendo el “análisis concreto de la situación concreta”, hemos de admitir que, a pesar de las limitaciones impuestas, unos resultados electorales contundentes y una presencia muy importante de electos de nuestra candidatura, EH Bildu, puede y debe facilitar el activar el desarrollo de los otros instrumentos de intervención política esenciales en un proceso posiblemente largo y difícil (no hay que negarlo) hacia la conquista del poder político por la clase trabajadora.
Y todo eso no está en manos de los dioses, sino en las de nuestro pueblo trabajador y en las de la Vanguardia que surgirá de él porque, en Euskal Herria, ni nos rendimos ni nos arrepentimos.
Aprendamos a tocar el piano de la revolución con todos los dedos.
Gora Euskal Herria askatuta!!!
Gora Euskal Herria socialista!!!
Euskal Herria a 12 de Octubre de 2012
EHK (Euskal Herriko Komunistak)