Desde el análisis de la realidad, muchos miramos con cierta sorpresa y recelo, tanto cambio en el sindicato vasco mayoritario ELA. Pero describamos su historia brevemente, desde su nacimiento:
Sindicato vasco de Hegoalde (Euskal Herria Sur), hegemónico en todas las consultas electorales realizadas desde 1980. ELA o Solidaridad de Obreros Vascos (SOV) nació el 25 de Julio de 1911 en los astilleros de Euskalduna propiedad del dirigente del PNV Ramón Sota y fueron financiados precisamente por el patrono vasco.
El origen del sindicato, ligado a postulados de fraternidad y clericalismo, no fue otro que el de frenar la pujanza del sindicato socialista UGT, única referencia de clase en las empresas mineras y metalúrgicas de Bizkaia. El 30 de diciembre de 1912 se creaba la primera asociación de SOV en Gipuzkoa, concretamente en Soraluce.
La dependencia de ELA del empresario jeltzale Ramón Sota quedaría rota cuando en los astilleros vizcaínos se conoció la primera reestructuración de la plantilla. Hasta ese momento, la postura de ELA había sido contraria a la huelga como método de presión. En Agosto de 1917 se opuso frontalmente a la convocatoria de UGT y CNT en el Estado, lo que produjo graves enfrentamientos entre sindicalistas nacionalistas y republicanos y anarquistas. En 1920 sindicalistas del SOV se enfrentaron a piquetes con huelguistas de UGT, por el intento de ataque de trabajadores de Euskalduna a la empresa Talleres de Deustu, en los que finalmente intervino la policía, produciéndose el dramático saldo de dos trabajadores muertos.
Pero ya, desde el 5 de Enero de 1922, SOV abordaba una de sus primeras convocatorias de huelga, un hecho histórico que estuvo además, magnificado porque fue realizado en los propios astilleros de Sota. Para entonces ELA contaba con unos diez mil afiliados en Hegoalde y ya llevaba un par de años manteniendo la unidad de acción con UGT en la defensa de los intereses de la clase trabajadora.
Cuando estalló el levantamiento militar contra la República, la dirección de ELA se encontraba en Iruña (Pamplona) preparando su Tercer Congreso. Su posicionamiento al lado de la legitimidad republicana fue inmediata, al contrario que el PNV que aún tardaría unas semanas en definirse oficialmente.
Recuperando el Tercer Congreso, celebrado en 1976, ELA aprobó sus nuevos estatutos, declarándose como un sindicato vasco, abierto y democrático, de clase y anticapitalista., independediente, unitario e internacionalista.
La primera prueba de fuego para ELA fueron los llamados Pactos de la Moncloa, que apuntalaron la “transición política española”. A pesar de que tanto UGT como CCOO se apuntaron al carro del pacto, ELA que no había conseguido ese año de 1978 unos buenos resultados sindicales, no estampó su firma en ellos.
Ya con José Elorrieta como nuevo secretario general, ELA abordó la defensa del marco vasco de relaciones laborales. En 1993, ELA y LAB comenzaron a caminar conjuntamente, marcando un hito histórico dentro del panorama sindical vasco. El 27 de Mayo de ese año, llamaron a una jornada de huelga general contra la política económica del Gobierno español, en lo que fue un reto frente a los sindicatos españolistas que habían convocado una jornada similar al día siguiente.
En 1995, ELA conseguía convertirse en el segundo sindicato de Nafarroa, logrando de esa manera un nuevo apunte histórico para el movimiento obrero vasco.
Desde luego hay muchas interrogantes alrededor del comportamiento del sindicato ELA. Interrogantes que en estos momentos de encrucijada para Euskal Herria se tendrán que ir resolviendo a tenor de los acontecimientos económico-sociales y políticos que se vienen sucediendo. Porque los pasos históricos observados en ELA a lo largo de sus años, no sabemos a ciencia cierta si se dan en virtud a, conclusiones que define el propio sindicato para combatir una realidad adversa a los trabajadores o básicamente dan pasos adelante debido al propio devenir histórico en el que, conscientemente son observadores, para posteriormente analizar el momento concreto y acabar adaptándose rápidamente de una manera oportunista a la realidad que otros fueron transformando.
Asumiendo que ELA se mueve en ambos parámetros, mentados en el párrafo anterior, debemos ser cautos y analizar los últimos acontecimientos respecto a las posiciones adoptadas por ELA. No en vano y a pesar de su crecimiento e influencia se enfrenta a una presión muy dura proveniente de la patronal, de los gobiernos autónomos de turno y por supuesto de los sindicatos amarillos de UGT y sobre todo CCOO, que intentan mermar su fuerza y posicionamientos en lo que al mundo laboral se refiere. Así, antes de la huelga general del día 21 de Mayo, CCOO y UGT desafiaban a los convocantes e iban más allá al hacer un llamamiento al boikot. Junto a ellos, el responsable máximo de CONFEBASK, valoraba la huelga del día 21 como un fracaso pero a su vez, hacía un llamamiento a ELA para que, y según palabras del propio Guillermo Zubia, “recapacitase”
Si bien se puede apreciar en ELA una debilidad ideológica notable, no es menos cierto que su práctica, aunque reformista, ha sido muy dura en muchas ocasiones con importantes victorias que le han dado numerosos réditos a su credibilidad y combatividad.
En la actualidad ELA plantea dos cuestiones de vital importancia para el avance de las posiciones soberanistas en Euskal Herria:
1-La proclamación de la necesidad de un contra-poder social y popular
2-La lucha por la soberanía en términos de “confrontación democrática”
Ambos puntos son ya, desde hace tiempo, cuestiones reiterativas en los enfoques que propone ELA como superación de las lógicas de actuación actuales, en la lucha por la emancipación nacional. Y por eso ELA va a ser el saco de las ostias, el centro de atención y de ataques del enemigo de clase.
Dicho esto, también en honor a la verdad afirmamos que ELA no aclara en ambos aspectos de su enfoque, cómo se materializa, en hechos prácticos, su postura. Quizás la huelga general última sea un paso hacia adelante, forzado o no, de su praxis político-social encaminada a hacer posible el contrapoder y la confrontación. Eso esperamos.
Una cosa es segura, sin esa praxis consecuente no puede ni tiene legitimidad para proponer a otras organizaciones, sin caer en la demagogia barata y una vez más en el oportunismo, actos que supongan la “rendición” en el proceso de liberación nacional y social de nuestro País
Euskal Herriko Komunistak (EHK)