La reciente resolución del Tribunal Constitucional español, aceptando el recurso interpuesto por la representación legal de Iniciativa Internacionalista contra el Auto de ilegalización del Tribunal Supremo, no supone, para nada, una rectificación y, por ende, una constatación de la “pureza” democrática del sistema, como quieren hacernos creer sus voceros; antes bien, significa que el hedor que emana del mismo se hace insoportable hasta para quienes más lo elogian.
Si el ABC marcaba —como lo hiciera en 1936 a la chusma castrense— la ruta que debía seguir el Tribunal Supremo ilegalizando cualquier atisbo de disidencia política, con la excusa del “terrorismo”, el editorial del día 19 de Mayo de el diario EL PAIS, señalaba al Tribunal Constitucional los límites, ampliamente rebasados, de la deslegitimación del armazón jurídico y político de la monarquía democrático-burguesa española, heredera directa de la dictadura franquista que la nombró.
El Estado español se está deslizando peligrosamente por la pendiente del fascismo. Y eso lo sabe bien la Unión Europea, que sigue de cerca y con preocupación la deriva española hacia la “democracia a la turca”. La cuestión vasca, cómo no,ha obligado de nuevo al Estado español a retratarse y la faz crispada del fascismo es la que ha reflejado el espejo. Al punto de que ha preocupado hasta a sus más fieles. De ahí que la ciaboga del Tribunal Constitucional, preñada de pseudo razonamientos jurídicos, no puede esconder que los mismos indicios que ahora se dicen inexistentes o insuficientes, son los que sirvieron para ilegalizar a otras listas – más de seiscientas- en los últimos años, desde que vio la luz en el año 2002 la infausta Ley de Partidos.
Y este es, justamente, el éxito de la disidencia vasca, ahora ayudada fraternalmente por las otras gentes y los demás Pueblos oprimidos por el mismo Estado burgués e imperialista. Iniciativa Internacionalista es la mano amiga que ha permitido desnudar la raíz de un contencioso político secular y liberar, un tanto siquiera, la terrible tenaza que ahogaba en represión a Euskal Herria, para obligarle al enemigo a abrir las líneas y mostrar aquí y allá la catadura moral de un régimen corrompido y parasitario, impuesto por el dictador, para sucederle. Porque ahora se sabe con certeza en otros lugares que la cuestión vasca no es, como se pretendía vender, el cuento de una banda mafiosa cuya desaparición tan solo depende del ritual iniciático de “la condena de la violencia”, de una de las violencias, para ser exactos.
Cómo si no supiéramos, desde siempre, quién es el máximo exponente de todas las violencias, de las explícitas y de las negadas y nunca reconocidas. Jon Anza puede ser el siguiente de la sangrienta lista de un Estado en quiebra moral y democrática.
Por eso decimos que no ha sido el Tribunal Constitucional quien ha enmendado el fallo fascista del Tribunal Supremo. Simplemente se han repartido los papeles para que parezca que el sistema en sí funciona y es democrático. No es verdad. Solo se purgan para impedir que quiebre totalmente en su más íntima y completa legitimidad.
Y la victoria es de los Pueblos y de las gentes que, ante la más brutal represión, han sabido plantarle cara a la bestia fascista. Gora Iniciativa Internacionalista!!, ¡¡viva el internacionalismo proletario!!.
EUSKAL HERRIKO KOMUNISTAK (EHK)