Pero hombre, don Alfredo, cómo cree usted que nos vamos a tomar sus divertidas e ingenuas historias de buenos y malos, donde estos últimos, no es que sean moralmente censurables, pues cuestionan la sacralidad de su Constitución impuesta a los vascos, sino que, además, son seres depravados y marginales, adictos al Hachis unos y al dodotis los otros. Pero hombre, don Alfredo, ¿no ve que no cuela, no en Euskal Herria?
Ya, ya suponemos que en esto van ustedes de la mano con los del partido del negocio vasco. Sí, claro, los sanos regionalistas que aspiran a vivir amablemente en esa su España de pandereta y sotana. Ellos también van por ahí diciendo esas cosas de ¡ hay que deslegitimar a los terroristas socialmente!. Que es como admitir que, socialmente, se hallan bastante legitimados, al menos por estos pagos.
Pero de ahí a hacer el ridículo, va un trecho ¡ Eh, Pérez!. Que lo del número uno ya no cuela, hombre. Claro, la primera vez, pase.¡Chapeau! Le dijeron a una los astutos gabachos y su “cla” monclovita. Bien es verdad que a aquellos les da la risa por lo bajinis, pues saben de sobra que usted solo busca publicidad y hasta tal punto la busca que llama a los periodistas para que estén en el lugar de la detención antes que los propios detenidos.
Pero lo del Sr. Azpiazu y, más recientemente, lo del Sr. Iriondo, cómo le diría, señor Rubalcaba, quizá ha sobreactuado un pelín, ¿no cree?, vamos, pues que ya no vende. Que es bien conocido que ustedes son los que fabrican los números uno cuando ya los tienen controlados – picados, en su argot policial- y esperan al siguiente atentado para, ante el estupor de la sociedad española, ¡zas! Sacar de la chistera la detención de otro número uno. Que es que es usted una fiera, don Alfredo, que no le valen ni el dos ni el veintidós, no, tiene que ser el número uno. Claro, y así cualquiera le come la moral al enemigo ¿eh?, con esa eficacia que hace palidecer de envidia al Mossad israelí.
Y luego, no me lo niegue, esa astuta treta del capítulo XXII del manual donde dice: “ Se debe denigrar la imagen y honorabilidad del insurgente con insidias o falsas noticias sobre su capacidad mental, su honradez o su honor”. Ahí les ha dado, don Alfredo, donde duele. Claro que a ustedes siempre les ha hecho mucha gracia lo del pis, caca, culo. Es que es para mondarse el ingenio español. No tienen ustedes parangón.
En fin, don Alfredo, que no le quiero hacer perder más tiempo. Hala, a lo suyo, a desprestigiar al enemigo como Dios manda. Que en España se tronchan con usted. Eso sí, si piensa por un momento que tiene la más mínima posibilidad de hacer mella en la parte afectada, entonces, señor Pérez Rubalcaba, es conveniente que pida usted cita al Psiquiatra y le cuente, entre lágrimas, aquello de ¡Dios, si estaban casi derrotados, por un poco, mecachis!.
EUSKAL HERRIKO KOMUNISTAK