x Malime
Al leer este interesante artículo de Javier Biardeau titulado Lo que no aprendió el Socialismo Burocratico del Culto a la Personalidad (1), con el que coincidimos en el fondo crítico que nos plantea, surgió la necesidad de realizar este comentario en el ideario de contribuir a ampliar este interesante tema.
Existe una gran confusión sobre aspectos básicos de la filosofía marxista, y sobre la filosofía en su conjunto que de alguna forma la vemos como un dogma de fe en vez de lo que realmente es, una filosofía basada en el conocimiento científico del mundo material, el de la naturaleza y el humano, una filosofía en permanente autocrítica y desarrollo.
Existe una gran confusión sobre aspectos básicos de la filosofía marxista, y sobre esta en su conjunto que de alguna forma la vemos como un dogma de fe en vez de lo que realmente es, una filosofía basada en el conocimiento científico del mundo material, el de la naturaleza y el humano, una filosofía en permanente autocrítica y desarrollo
Entre esos aspectos básicos no desarrollados se encuentra el método de análisis materialista y dialéctico adecuado al actual momento, que tenga en cuenta el desarrollo de la tecnología moderna que nos permite experimentar, argumentar y criticar aspectos que en la época en que vivieron los grandes autores de esa filosofía no les fue posible realizar, dejándolos en cierta ambigüedad. Lenin parte de que todo lo que existe es materia, en su polémica con los positivistas, al referirse al pensamiento y el sentir reconoce que: ...falta investigar una y otra vez de qué forma se relaciona la materia que supuestamente no está dotada de ninguna sensibilidad con la materia compuesta de los mismos átomos (o electrones) y que al propio tiempo está dotada de la capacidad netamente de sentir. El materialismo plantea claramente esta cuestión, aun no resuelta, incitando así a su solución, incitando a nuevas investigaciones experimentales.(2)
Otro aspecto fundamental que no se ha desarrollado al actual momento histórico es, lo que Marx y Lenin supieron apreciar tras las experiencias de la Comuna de París y el Soviet de 1905, que en 1917 permitió la revolución más importante en la historia de los explotados.
No supimos explicarnos cómo en el país menos desarrollado material y culturalmente de Europa que era Rusia, pudo tener lugar aquella revolución. Cómo lo subjetivo del pensamiento leninista sobre el poder alternativo de los trabajadores organizados como clase dominante, se pudo hacer objetivo en gran medida, lo que permitió la revolución socialista. Tampoco nos explicamos por qué setenta años después aquel socialismo no se desarrolló hasta conseguir que los trabajadores se liberaran de la alienación heredada del capitalismo y actuar como clase dominante ejerciendo el poder político y productivo al mismo tiempo, dirigiendo y controlando ese poder que impidiera cualquier manifestación de culto a la personalidad o al partido.
Si nos viéramos en la percepción materialista que nos apunta Lenin, seríamos permanentemente autocríticos con nosotros mismos y podríamos explicarnos y explicar con objetividad a los demás la causa material de cualquier manifestación errónea. Nos impediría descargar nuestra responsabilidad política y productiva en los líderes políticos o en los partidos, por mucho que se autodenominen comunistas, socialistas, etc. Nuestros sentimientos y pensamientos irían mucho más allá de la manifestación simplona en que muchas veces caemos mediante el insulto sobre el líder que finalmente nos defraudó, o el partido que nos “traicionó”, evadiendo y sacudiendo nuestras propias “pulgas”.
No es necesario repetir lo expuesto en anteriores escritos, el último ¿Por qué se construyó el muro de Berlín y por qué cayó?(3)
donde se sintetiza el concepto sobre lo que debe ser el Estado y la Democracia, que da lugar a los errores que criticamos, sobre la causa material de fondo, más allá de caer en la simpleza de culpabilizar a los líderes de turno. Los errores que los líderes cometen son posibles, porque no hay otros “líderes” que lo impidan, porque no sabemos impedirlos los que de alguna forma, a través de la crítica personalista, de hecho nos convertimos en pretendidos líderes. Más que la crítica personal debemos ir a analizar las causas, la realidad material que lo posibilita. Compraremos que el cesarismo existe porque el pueblo no es el verdadero “Cesar” que se salva así mismo.
Los partidos siempre, en la sociedad dividida en clase sociales antagónicas, cada uno trata de representar los intereses de los diferentes sectores sociales, aunque muchos partidos, tanto los capitalistas como los anticapitalistas, pretendan erigirse en defensores del conjunto de la sociedad. Para ello se acepta el juego electoral burgués como vía de hacer política, donde los ciudadanos delegan su responsabilidad política en la llamada clase política organizada como tal, y esta defienda intereses de las masas que confían en ellos.
Pero un partido verdaderamente marxista-leninista, nunca se puede erigir en clase política, solo es vanguardia del pueblo explotado. Vanguardia que lo es por el conocimiento de la filosofía con base científica que es el marxismo, que debe trasmitir al conjunto del pueblo alienado y este pueda ser protagonista de su propia liberación. Vanguardia que une la teoría y la práctica organizativa hasta el triunfo de la revolución, donde se manda al basurero de la historia a la vieja maquinaria estatal capitalista con su falsa división de poderes, y la falsa delegación de la responsabilidad política de los ciudadanos.
No es cuestión de que en la revolución socialista, para que sea democrática necesite que haya varios partidos, o como dice Bierdeau, la …fusión del Partido-único con el Estado, desparece el pluralismo competitivo, desaparezcan los dispositivos institucionales y populares de control del poder.
En el socialismo como primera fase del comunismo, no es el partido el que destruye el Estado burgués, es el propio pueblo el que lo destruye y lo reemplaza con su propia forma de poder, que le permite hacer política de forma directa y permanentemente de forma natural, desde los lugares donde siempre está presente, donde labora, y de abajo arriba controlando el poder político-productivo al mismo tiempo. El partido sigue existiendo como vanguardia educadora, más que como vanguardia dirigente suplantadora, el partido, a medida que la formación del pueblo se va profundizando y extendiendo tiende a su desaparición. El partido desaparecerá al llegar a la segunda fase del comunismo antes de que el Estado se extinga.
El culto a la personalidad o al partido es un sinsentido en el socialismo. Lenin como máximo responsable bolchevique así lo entendía. Claro que no podrán evitarse los errores en los primeros pasos del funcionamiento de ese nuevo aparato. (decía en su confrontación contra los reformistas que negaban la posibilidad de los trabajadores organizados en soviets) Pero ¿es que no cometieron errores los campesinos cuando, al quedar en libertad después de la servidumbre, empezaban a llevar por cuenta propia sus asuntos? ¿Es que hay otro camino para enseñar al pueblo a gobernarse a sí mismo, para evitar los errores, que sea el de la práctica, el de instaurar inmediatamente un verdadero autogobierno popular? Hoy por hoy, lo más importante es acabar con el prejuicio intelectual burgués de que sólo pueden gobernar el Estado funcionarios especiales, totalmente dependientes del capital por la posición social que ocupan. Lo principal es poner término a un estado de cosas en que intentan gobernar como en el pasado los burgueses, los funcionarios y los ministros “socialistas”,... Lo más importante es infundir a los oprimidos y a los trabajadores fe en sus propias fuerzas, demostrarles en la práctica que pueden y deben ellos mismos establecer una distribución justa, severísimamente reglamentada, organizada, del pan, de todos los alimentos, de la leche, del vestido, de la vivienda, etc., en interés de los pobres.
¡Camaradas trabajadores! Recordad que vosotros mismos gobernáis ahora el país. Nadie os ayudará, si vosotros mismos no os unís y tomáis en vuestras propias manos todos los asuntos del estado. Vuestros soviets son, a partir de hoy, órganos del poder del estado, órganos pleniponteciarios y ejecutivos.
Aplicad el más riguroso control de la producción y el registro de la producción.(4)
(2) V. I. Lenin, Materialismo y Empiriocriticismo Ed. Ayuso pag. 37
(4) Lenin. A la población. Noviembre de 1917.