Por un frente nacional y democrático

el marxismo y la cuestion nacional
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(Autoconciencia nacional versus conciencia nacionalista)

"Sólo quienes no tienen confianza en sus propias fuerzas pueden temer las alianzas frágiles con aliados poco seguros" (V.I.. Lenin)

Lo esencial en la formación de la nación es la creación de sólidos vínculos económicos comunes y la solución, sobre esta base, de los problemas económicos y sociales que interesan a todo el pueblo. Tal comunidad se establece sobre un territorio integral, y se fortalece y avanza gracias a la comunidad de lengua de los individuos que pueblan dicho territorio.

La comunidad de territorio es premisa imprescindible de la formación de la nación. Así, y por poner un ejemplo paradigmático: ¿existe la nación judía?; pues, obviamente, no para un marxista. Y, por otra parte: ¿forman parte de la nación vasca los descendientes de vascos en el mundo, aún cuando hayan conservado el euskara?; pues, evidentemente, tampoco.

No hay que distinguir entre nacionalidad (minorías nacionales con una misma lengua, cultura, etc.) y nación bajo parámetros culturales (lo intentó Simón Bolívar –Bolívar- y, con todos los respetos por la no pretendida comparación, Adolf Hitler). El territorio es el fundamento material en el que se anudan los lazos económicos de los pueblos, el espacio sobre el que actúan y se desenvuelven las naciones. Muchas de las jóvenes naciones, que conquistaron su &den estatal soberano, heredaron de los regímenes coloniales multitud de problemas territoriales artificialmente embrollados (Lituania, Moldavia, Macedonia, Bosnia o Kosovo en el Este de Europa, y por poner algunos ejemplos).

Así las cosas, serán vínculos económicos, territoriales, lingüísticos, culturales e incluso sicológicos los que finalmente conformen la nación.

A la hora de definir la nación se presentan habitualmente dos planteamientos tan diferentes como incorrecto ambos, a saber: el de los nacionalistas y el de los semánticos. Aquellos, los nacionalistas, aunque la nación se viese privada de su territorio, podría sobrevivir de conservar su lengua, - falsean la correlación entre lengua y sicología-; y éstos, los semánticos, defienden que las lenguas son inmanentes del espíritu de los pueblos que las hablan; manifestando que son un obstáculo para la comprensión entre los pueblos, encontrando una "salida" en su sustitución por una lengua universal, (la creación del esperanto fue un intento al respecto), -interpretan torcidamente la interacción de la lengua y el pensamiento (de la unidad de ambos deducen que no sólo existe una, lengua, sino también un pensamiento nacionales, con una lógica distinta que dificulta u obstaculiza la comprensión entre los pueblos)-.

La lengua, como medio de comunicación entre las personas, es un fenómeno histórico-social. Social, porque sólo gracias al trabajo en común aparecen en los seres humanos la necesidad del lenguaje; e histórico, porque surge en una determinada fase del desarrollo de los antepasados inmediatos de la humanidad. La lengua aparece en formas variadísimas en épocas diferentes y en todo el ámbito terrestre, adquiriendo sus formas concretas en el decursode la historia.

Los lingüistas distinguen en el idioma tres elementos básicos, a saber: los sonidos, el vocabulario y, finalmente, la gramática. Mientras que los rasgos raciales son hereditarios, las lenguas pueden pasar de un pueblo de una raza al de otra, imitarse y cruzarse. Así, pueblos de razas distintas hablan una misma lengua (nordeste de Siberia, mogoloides, y la Turquía europea, caucasianos o europeoides, por poner un ejemplo); pero, del mismo modo, pueblos de la misma raza hablan lenguas distintas (euskara, húngaro-magiar o el polaco, así como las lenguas germánicas, latinas o romances, etc y en Europa).

Sin embargo, la lengua única supone un poderoso medio para el establecimiento de los vínculos socio-económicos de la nación. En la aspiración a la comunidad de lengua se expresa también la tendencia de cada nación que se forma a constituirse en Estado. El problema no radica en la lengua que habla una nación, sino en que, en general, la nación no puede existir sin una lengua común. El pueblo conserva en su lenguaje todas las huellas de su vida espiritual o anímica.

Cabría diferenciar entre "lengua materna" y "lengua madre". La lengua que se domina, en la que se piensa, la de uso cotidiano es la "lengua materna"; siendo, la "lengua madre" la que proviene directamente de la profundidad de los siglos de su historia genealógica.

Para las nacionalidades oprimidas, la lengua ajena que se les impone es el recuerdo permanente de su falta de derechos, el símbolo de la opresión, y en ellas se avivan los sentimientos nacionales, la conciencia nacional y el deseo de conservar y afianzar sus formas nacionales de vida y, en primer lugar, su idioma.

En toda nación, de una lengua; hay una concepción materialista y otra idealista. La primera coloca a la lengua como una parte de un todo, del hecho nacional, y la segunda, la idealista, que sitúa a la lengua como un todo en sí misma.

La autoconciencia nacional supone un determinante de la existencia y desenvolvimiento de la nación; la cual aparece ya como comunidad de personas que, además de vínculos objetivos (económicos, territoriales, etc), tienen otros lazos basados en la autoconciencia. Ésta está llamada a expresar los intereses nacionales objetivos, determinados por la posición cine ocupa la nación en el sistema de relaciones sociales, -ente ellas, las internacionales-.

La suma final de economía, territorialidad, lengua, cultura (así como tradiciones, costumbres, y hasta resabios e ilusiones) y autoconciencia, -cuyo elemento decisivo es la aspiración a la independencia nacional y a la formación de un sistema estatal nacional-, constituye verdaderamente, y no otra cosa, una nación. Ahora bien, si por conciencia nacional se entiende tan sólo la sicología e ideología peculiares nacionales, estaremos hablando de conciencia nacionalista, mas no de autoconciencia nacional.

La justa educación de la autoconciencia desempeña un papel esencial en los aspectos nacional, de clase y de otros de la autodeterminación de la personalidad en la vida. Para que la nacionalidad devenga en nación, además de la autoconciencia étnica, es necesario restablecer o crear las condiciones objetivas sobre cuya base se formó en su tiempo (o pueda formarse, en su caso, si aún no lo hizo) la autoconciencia nacional.

 

Lo importante y decisivo es que el ser humano se inserte en una determinada nación. Pero, ¿de qué toma conciencia el ser humano cuando se inserta en una determinada nación?; y, ¿sobre qué base cobró realmente conciencia de su vinculación con las personas de esta nación y no de otra? Nos vemos así obligados a remitirnos a las condiciones históricas del surgimiento y desarrollo de la nación dada, pues estas constituyen la única base de la Conciencia de que se pertenece a una u otra nación. No podremos invocar ni el "alma nacional" ni la "sicología nacional", habida cuenta de que la autoconciencia nacional tiene sus raíces objetivas en los intereses del ser humano y sólo pueden analizarse científicamente a base de la teoría económico-histórica.

Hay que comprender realidades tales como las tradiciones nacionales, la herencia cultural democrática y, en su caso, los símbolos de la lucha de liberación nacional, y, en fin, todo cuanto constituya el patrimonio nacional y exprese los verdaderos intereses nacionales, como la parte y no como el todo; como parte de la sicología e ideología nacionales, que a su vez se integran en la autoconciencia nacional. Esta sería la concepción materialista; siendo la concepción idealista la que se "conforma" con la sicología e ideología nacionales, junto a la lengua naturalmente, a la hora de definir una nación

Volviendo a la autoconciencia nacional podemos decir que la integran los siguientes factores, a saber:

1-.Conciencia de comunidad étnica (factor sin elementos de clase).

2-.Apego a los valores nacionales (lengua, territorio, cultura democrática, etc.).

3-.Conciencia de comunidad social-estatal (En su día Reino de Pamplona y Reino de Navarra).

4-.Patriotismo (que no nacionalismo -véase más arriba lo referente a los nacionalistas-). 5-. Conciencia de comunidad en la lucha de liberación nacional.

La autoconciencia nacional en las masas trabajadoras va ligada al internacionalismo, estándolo a criterios nacionalistas y chovinistas en las clases explotadoras.

El amor a la Patria debe emanar del amor a la Humanidad, como parte del todo. Amar a la Patria es desear ardientemente que en ella se realice el ideal de la Humanidad y, en la medida de las fuerzas de cada uno, contribuir a ello. El fondo del patriotismo, como enseñó Lenin, se manifiesta a través de las relaciones sociales del ser humano, de su actitud ideológica y política hacia su pasado y hacia la realidad presente que le circunda. Es ante todo la lucha por un régimen social progresista, "por el socialismo como patria".

Llegados a este punto, y tras definir y diferenciar nación de nacionalidad, así como patriotismo de nacionalismo, entre otras cuestiones: toca hablar de la eventual necesidad de la creación de un frente único para la liberación del colonialismo, de un Frente Nacional y Democrático (FND).

Un FND, dirigido contra el imperialismo y, a la vez, contra la reacción interior. De este FND podrán formar parte: las clases trabajadoras, -obrera y campesina-, la pequeña burguesía urbana, la intelectualidad nacional y sectores de la burguesía que luchen por la independencia nacional, en la que, naturalmente, pongan en primer plano la cuestión nacional. De hecho, esta lucha se basará en motivos puramente nacionales clasistas: la liberación de las formas abiertas y veladas de explotación colonial.

Las clases dominantes tratan de analizar los sentimientos de indignación y odio que despiertan en los trabajadores las condiciones de vida bajo el capitalismo, contra las minorías nacionales y raciales y contra otras naciones. Los comunistas sólo pueden apoyarse en los sentimientos nacionales que sean la expresión de los verdaderos intereses de la nación, por lo que consideran tarea suya liberar la conciencia de clase de los trabajadores del lastre del nacionalismo burgués. La autoconciencia nacional puede reflejar los intereses nacionales sólo cuando está libre de sentimientos nacionalistas.

Si el sentimiento y la conciencia de filiación étnica no presentan carácter de clase, la necesidad de la independencia nacional estatal se refracta ya a través de los sentimientos y la conciencia de clase.

Pongamos ahora algunas citas al respecto de autores marxistas, tales como las que siguen:

1)"Mientras un pueblo viable se halle encadenado por el invasor extranjero, encauzará inevitablemente todas sus fuerzas, todas sus aspiraciones y todas sus energías a la lucha contra el enemigo exterior; y mientras su vida interior quede paralizada de este modo, no estará en condiciones de luchar por la emancipación social" (F. Engels en su "En defensa de Polonia").

2)"En general, el movimiento internacional del proletariado sólo es posible entre naciones independientes" (F. Éngels en su "Carta a C. Kautsky del 7 de febrero de 1882).

3)"Para tener la posibilidad del luchar, lo primero que hace falta es tierra firme bajo los pies, tener aire, luz y espacio; lb demás es palabrería" (F. Engels también de su "Carta a C. Kautsky del 7 de febrero de 1882).

4)"Para que los pueblos puedan unirse efectivamente, deben tener intereses comunes, y para que sus intereses sean comunes, hay que destruir las vigentes relaciones de propiedad" (K. Marx).

5) "Reclamamos libertad de autodeterminación, es decir, la independencia,; es decir, el derecho de las naciones oprimidas a la separación, no porque soñemos con fraccionar el país económicamente o con el ideal de los pequeños Estados, sino, por el contrario, porque queremos grandes Estados, porque aspiramos al acercamiento, e incluso a la fusión de las naciones, pero sobre una base verdaderamente democrática y verdaderamente internacionalista, que es inconcebible sin la libertad de separación (V.I. Lenin en su "El proletariado revolucionario y el derecho de las naciones a la autodeterminación").

A la vista de estas citas, así corno cientos de otras que se podrían igualmente utilizar, queda patente, una vez más, que el marxismo-leninismo no sólo no está obsoleto, sino que además de vigente aún no está superado en y por la ciencia política.

 

Los social-reformistas y revisionistas (social-demócratas en general) de nuestro tiempo pretenden demostrar que en los países capitalistas existe un pueblo único y una unidad nacional. Además de "nuestros" mencheviques, los autoproclamados "socialistas revolucionarios", siguiendo a los ideólogos burgueses suplantan la división de la sociedad en clases por el concepto de "Pueblo", al que presentan todo único, pretendiendo que en los países capitalistas existe un pueblo único y una unidad nacional, negándose, siempre con añagazas y sofismas, directa y prácticamente al ejercicio de la libre autodeterminación de naciones sin estado. Por la derecha los economistas y por la izquierda los "izquierdistas, ambas desviaciones del comunismo, pecan finalmente de oportunismo, cayendo en la red del social-chovinismo.

Hay quienes piensan y ponen sus "esperanzas" en la tecnocracia cosmopolita, que, por lo visto, habrá de vencer (sic) al nacionalismo burgués (capitalismo) y al socialismo (comunismo), -en su día, llegó a llamarse nacional-socialismo; siendo hoy social-chovinismo-, léase los que están por encima del bien y del mal, o como gusta al autor de este artículo en definir, el extremo centro. V.I. Lenin decía, entre otras cosas y en su tesis para el II Congreso de la Internacional Comunista, que: "nosotros estamos realmente ahora no sólo como representantes del proletariado de todos los países, sino también de los pueblos oprimidos, aprobándose la consigna "¡proletarios de todos los países y pueblos oprimidos, uníos!, la cual pasó ser el encabezamiento de la revista "Pueblos de Oriente"; pero, decía también que: "es necesario aplicar una política que lleve la unión más estrecha entre todos los movimientos de liberación nacional y colonial con la Rusia soviética, haciendo que las formas de esta unión, estén en consonancia con el grado de desarrollo del movimiento comunista en el seno del proletariado de cada país o del movimiento democrático-burgués de liberación de los obreros y campesinos de los países atrasados o entre las nacionalidades atrasadas".

La independencia nacional no excluye la interdependencia económica ni el mutuo enriquecimiento cultural. La búsqueda de una vía "propia", puramente "nacional", hacia el socialismo y la negación de las leyes generales de su construcción quebrantan al propio sistema, el internacionalismo y el socialismo; sin embargo, los principios generales sólo pueden aplicarse con éxito, como nos indicaba Lenin, en forma histórico-concreta, partiendo de la condiciones específicas de las diversas naciones, pueblos y países. Por eso, los comunistas combatimos tanto la idea de que las particularidades nacionales son algo obsoleto, domo el menosprecio de las mismas.

El nacionalismo pequeño-burgués reduce el patriotismo al amor a las particularidades "inimitables" de su nación o país (comprendidas las naturales) y asegura que la independencia y la libertad de cada nación se ven amenazadas no sólo con por el imperialismo sino también por socialismo; sin embargo, el nacionalismo y el patriotismo son auténticos cuando se hallan sólidamente unidos. En el Socialismo, esta unidad se hará tan evidente que la propia lucha por la revolución socialista y la edificación del socialismo aparecerá como la verdadera manifestación del patriotismo. Frente al nacionalismo: Internacionalismo. Frente al oportunismo: Revolucionarismo. Frente al oportunismo-nacionalista (social-chovinismo): Marxismo-Leninismo.

Euskal Herria a 7 de mayo de 2010