X Belem Grandal
Cómo permanecer calladas, ensimismadas y sin cualquier toma de conciencia de la situación real que padecemos las mujeres, sin organizarnos, coordinarnos y oponer, no sólo resistencia, sino, un más que necesario, preciso, decidido y abierto enfrentamiento activo en una lucha que debiera ser punta de lanza en la indispensable transformación de esta sociedad machista y patriarcal, pilares estos fundamentales, que permiten la subsistencia, continuidad y permanencia del sistema capitalista.
Sistema y sociedad plagadas de injusticias y desigualdades, en el que somos obligadas a vivir bajo normas, dictados y leyes, hechas a medida de los hombres, y en el que su hegemonía nos impone, acatar y obedecer, siendo marginadas, ignoradas, invisivilizadas, despreciadas, oprimidas, explotadas, maltratadas física y psicológicamente, e incluso asesinadas.
Pero, no surgen todos estos obstáculos y trabas en el desarrollo personal, tanto individual como social de nuestras capacidades, potencialidades, aptitudes y competencias, de manera espontánea a causa de la ruindad de algunos hombres en este sistema corrupto y criminal.
Más bien, todo lo contrario, es un plan urdido desde las altas esferas, es decir, desde las élites que lo controlan y dominan con el único objetivo, de perpetuar las injusticias y desigualdades de sexo y género como uno más de los atributos que permite la vigencia de esta bestia que devora sueños, esperanzas e ilusiones de alcanzar la igualdad real de derechos para todas y todos en la construcción de un mundo justo y solidario, en el que podamos ser parte integrante y partícipes, involucrándonos en su transformación revolucionaria.
Nuestra lucha por la igualdad de derechos y por nuestra libertad, debe partir de la férrea voluntad de saber que es, a través de la organización, de la integración, participación y coordinación de tareas en los diversos movimientos y asambleas que defiendan nuestros derechos, luchen con libre determinación de actuar en todos los ámbitos de la sociedad, bien sea desde el ámbito cultural, educativo, lúdico, familiar, laboral, político, económico, es decir, cualquier espacio de la sociedad, abriendo todas las posibilidades.
A través de tareas formativas, informativas, divulgativas que conciencien frente a la alienación que sufrimos y, por supuesto, reivindicativas, con acciones, campañas, o actividades diversas, en las que todas podamos contribuir, de la manera que creamos más conveniente para revertir en nuestras manos todo aquello que nos pertenecía y nos pertenece por ser inherente a nuestro ser, existir y crear. Por todo aquello que nos fue y ha sido, a día de hoy, arrebatado por la fuerza de la sin razón machista, por una parte importante de la humanidad en su propio beneficio.
Sin la lucha conjunta de todas, entre todas, para alcanzar la igualdad anhelada de todas y todos, sin el accionar y quehacer diarios, sin la denuncia, sin el trabajo constante día a día, sin la suma de voces, de fuerzas y esfuerzos, sin la resistencia, los enfrentamientos y combates frente a tantas injusticias, sin convicciones que proceden de la toma de conciencia, sin ganas, sin voluntades de hacer, trabajar, construir, desarrollar, crecer y crear, no podremos arrancar para siempre las iniquidades y dictados adversos y lesivos contra nuestro género, por el hecho de ser quien somos, y por estar orgullosas de serlo.
Es el convencimiento absoluto de que, sin nosotras, es imposible llevar a cabo el imprescindible proceso revolucionario que derrumbe y aniquile para siempre una sociedad y un sistema económico capitalista que nos convierte a todas y todos en seres inanes e idiotas y a las mujeres en sumisas y obedientes, o en simples objetos de placer, a las que se nos adjudica los calificativos de delicadas, débiles, sensibles y sumisas.
Es por eso que, para eliminar estes calificativos, debemos salir a la calle, hacernos visibles, y hacernos escuchar, a través de la palabra llena de contenido, que es la palabra-acción, dando sentido a nuestra lucha para liberarnos de las cadenas machistas y de la violencia que provoca en todas sus vertientes. Desde la más sutil a la más salvaje y lesiva que daña y acaba con nuestras vidas.
Nuestro combate será el inicio del proceso revolucionario que construya una nueva sociedad en el que la igualdad real de derechos sea una de las raíces que dé lugar al surgimiento de una nueva civilización, la civilización socialista.
En esta época de crisis estructural del sistema capitalista, combinada con una destrucción de los recursos y entornos naturales degradándose de forma acelerada que, de no evitarlo a tiempo, nos aboca a la hecatombe y, por tanto, a la total aniquilación de la especie humana y de este planeta.
Somos nosotras también, las primeras afectadas por dicha crisis, ya que debemos abandonar nuestros empleos y regresar al hogar para recomponer y reconstituir la fuerza masculina de trabajo, tanto psicológica como material. Somos, así mismo, las primeras en sufrir la precariedad laboral, los salarios más bajos aún poseyendo la misma categoría profesional que nuestros compañeros, y las primeras además, en sufrir los recortes en las condiciones de vida que conlleva, entre otros aspectos, la reducción de ayudas sociales que supone en muchos casos hacernos cargo de cargas familiares, como el cuidado de las hijas e hijos o de las personas mayores, sacrificando así, nuestra vida, nuestra libertad, y el desarrollo pleno de nuestras capacidades y potencialidades, para expandir nuestra existencia en el camino de la búsqueda de la felicidad.
La violencia se engendra en el interior de la bestia, en este caso, de la incivilización burguesa capitalista, opresora y explotadora. Violencia es todo aquello que supone obstaculizar el paso al desarrollo de nuestras libertades, a la igualdad real de derechos, a la realización de nuestras aspiraciones y expectativas con el objetivo de enriquecer al máximo nuestro ser y nuestra existencia.
La máxima gravedad de dicha violencia es el asesinato, pero existen otros tipos de violencia que van desde la ofensa, al acoso, la humillación, el menosprecio, la agresión verbal o física, y contra las que es imprescindible combatir con la palabra-acción para derribar esta lacra.
Por todo lo expuesto hasta aquí, hago pues, un llamamiento, a la manifestación contra la violencia machista que se celebrará el día 17 en Bilbo.
Nosotras debemos ser el inicio de un cambio de rumbo que propicie el surgimiento de una nueva sociedad, aniquilando ya y para siempre, un sistema injusto, cruel y decadente, que nos mantiene atenazadas y encadenadas, el cruel y vil capitalismo.