Balance de una insurgencia. 2ª parte. Transición armada (1976-1982)

Historia Comunista de Euskal Herria
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BALANCE DE UNA INSURGECIA

-SEGUNDA PARTE-

E.T.A. (1976-1982)

-ACTIVIDAD ARMADA EN EUSKAL HERRIA-

 

1.  BREVE RECORDATORIO

2.  TRANSICIÓN ARMADA VASCA

     -       Relato situacional

     -       Adiós al frentismo y a la espiral

3.  EL CAMINO DE  ETA(PM)

     -     Desaparición de Pertur

     -     El desdoblamiento

     -     Vanguardia y retaguardia

     -     “Otsagabia” y sus tiempos

     -     Un fantasma llamado Liquidacionismo

     -     La reconstrucción

     -     Doctrina militar polimili: Disuasión y Contención

4.  FORTALECIMIENTO DE ETA(M)

     -     Tiempos de guerra

     -     Doctrina armada mili: Desestabilización

     -     El asesinato de Argala

     -     Lemóniz o Euskal Herria

5.  OBJETIVO: LA REFORMA

     -    Aumenta la escalada armada

     -    Modificar Vs Mediatizar

     -    De la ruptura a la reforma

     -    La trampa estatutaria

 6. PARÉNTESIS POLÍTICO. PRIMERA PARTE

     -    El comienzo del fin polimili

     -    División en la Izquierda Abertzale

     -    Camino a la asimilación

     -    Gramsci y la falsa hegemonía

     -    Lucha de dos líneas

7.  ETA(M) Y EL ESTATUTO DE AUTONOMÍA

     -     El relativo triunfo del “Si”

8.  EL PESO DE LA INCAPACIDAD

     -     De la ilusión a la decepción

     -     Golpear a la UCD

9.  PARÉNTESIS POLÍTICO. SEGUNDA PARTE

     -     Estocada final

     -     Descomposición definitiva

10.  REFLEXIONES  GENERALES

 

1.    BREVE RECORDATORIO

Tras doce años de actividad,  las dos ramas más importantes de la insurgencia vasca, ETA(m) y ETA(pm), clausuran un período de enfrentamiento contra el Estado. Milis y polimilis efectúan el cierre definitivo de la Guerra Revolucionaria y junto a ella, la estructuración frentista y la doctrina de la espiral que debía conducir a la consecución de un Ejército de liberación que tomara el poder. Aún así, esta última premisa no se descarta por completo, sobre todo por parte de los político-militares.

Euskadi Ta Askatasuna en su conjunto inicia una nueva etapa obligada a readecuarse a los acontecimientos políticos que se precipitaban tras la muerte del dictador Francisco Franco. En 1976, comenzaba la lenta pero progresiva aproximación de la oposición al Pacto de la Corona que se concluirá en 1978 con la Constitución española. En un corto espacio de tiempo, el Estado inicia la ofensiva de la Reforma política española, que apoyándose en el involucionismo, trata de adaptar el marco de dominación capitalista totalitario español hacia un modelo similar al de su entorno geo-político europeo occidental.

En términos armados, ETA no consigue iniciar una ofensiva estratégica coherente y pasa a posiciones nuevamente defensivas. Con los milis en una tregua tácita y los polimilis aún muy debilitados tras los golpes recibidos a lo largo del año 1975, el hecho más relevante dentro de la insurgencia armada es el acercamiento que se produce entre las dos ramas de la Organización. A pesar de las muchas tensiones entre ellas, tras acusaciones mutuas de diverso tipo, serán los Comandos especiales polimilis (Bereziak) los que, rompiendo con la dirección político-militar, comiencen a compartir posturas con ETA(m), mientras que ETA (pm), contra viento y marea, inicia su particular re-construcción.

En Octubre de 1977, culmina el proceso de convergencia entre milis y los Bereziak.

 

2.    TRANSICIÓN  MILITAR VASCA (1976-1982)

Contrariamente a lo previsto y lejos de resolverse el conflicto armado con la voladura controlada del Régimen franquista y la puesta en marcha de la reforma política española, los años venideros son de gran actividad insurgente y de durísimas contramedidas por parte de las fuerzas policiales y militares españolas.

El Estado central no está dispuesto a que el proceso de apertura política se descontrole y cuestione los basamentos fundamentales en el que se sostiene el sistema. La Reforma por tanto, no partía de una evolución autocrítica de las clases dirigentes, sino de un frío cálculo político sobre la necesidad de la adaptación y homologación del marco de dominación capitalista occidental.

Las transformaciones del Régimen y la situación social, son analizadas con ópticas distintas desde las dos ramas de la insurgencia vasca, lo que acentúan las diferencias de estrategia política, y por consiguiente militar, entre ETA(pm) y ETA(m).

 Relato situacional

En el panorama estatal español y vasco se configuran tres bloques políticos:

  • La Involución
  • La Reforma
  • y la Ruptura democrática

Una España aislada internacionalmente, fuera de las estructuras económicas y militares occidentales, sumida en una prolongada crisis económica, difícilmente podría hacer frente a los conflictos sociales y territoriales que la atenazaban, la reforma del estado se convertía en una necesidad fundamental. Aun así, un sector más obtuso del franquismo era reticente a aceptar esta adaptación y aunque débil políticamente, su preponderancia dentro de las Fuerzas Armadas le hacía ser digno de tener en cuenta. La pervivencia de este sector es clave en la llamada “Transición”, por la permanente amenaza involucionista en la que se vive en este período. En realidad cualquier otro Régimen que no fuera el diseñado por los sectores aperturistas del franquismo no tendría ningún futuro político, pero a corto plazo, un golpe militar podría re-hacerse con el control de la situación. Esta amenaza, que por un lado resultaba un condicionamiento para los planes reformistas, también fue esgrimida por los gestores de la Reforma como coartada para eludir y evitar profundizar en los cambios de corte democrático exigidos por las organizaciones armadas vascas.

Situadas en esta tesitura, ambas ramas de ETA se proponen, como tarea inmediata, contraponerse a la Reforma emprendida por el Estado, pero para ello, tanto milis como polimilis, se ven además obligados a  resolver la contradicción fundamental que arrastran desde su nacimiento, el de ser  organizaciones político-militares. Ahora el Régimen, va a asumir progresivamente ciertas libertades políticas limitadas, en las que las fuerzas abertzales y socialistas, nacidas al calor de la espiral, pueden participar en un plano de semi-legalidad y legalidad. Esto significaba en la práctica que la lucha de masas pasaba a tener un protagonismo esencial que antes se le negaba, lo que implica en cierta medida la superación de las condiciones de clandestinidad que han dominado las estructuras armadas en su totalidad.

Dentro de esta lógica,  ETA en su conjunto, interpreta que el proceso reformista es una consecuencia de la lucha armada y de los avances en el campo popular y trata de mantener o aumentar la presión para conseguir que el proceso no se quede en un ámbito superficial, sino que conduzca a una democratización plena que incluyera el reconocimiento de la identidad vasca y su derecho a la libertad nacional. Pero ETA no ignora que el nuevo escenario requiere de una estrategia armada diferente a la empleada durante el franquismo. Madrid a su vez, también era consciente del pulso que se estaba jugando y sabía que el resultado final del enfrentamiento dependería de la correlación de fuerzas entre los sectores populares vascos y los del centralismo hispano.

Tras la ejecución del almirante Carrero Blanco, ETA ya valoraba la futura situación:

Elevar la conciencia, organización y nivel de luchas populares y de la clase trabajadora en particular como sector dirigente, creando las condiciones subjetivas precisas para la consecución de nuestros objetivos finales, a saber, la destrucción del aparato burgués español en Euskadi y la constitución de un Estado Socialista Vasco; fortalecer la posición de las fuerzas liberales del régimen, mostrando la ineficacia política del sistema fascista; debilitar el régimen agudizando las contradicciones internas entre liberales y ultra-fascistas, radicalizando ambas tendencias e impidiendo de este modo la formación de una posición centrista aglutinadora y estabilizadora; estar preparados organizativamente para desarrollar, al tope de nuestras posibilidades humanas, las iniciativas de los nuevos campos de lucha que se abrirán en el caso de que se produjese la transformación liberal del estado español.”

Adiós al frentismo y a la espiral

El motivo principal del acercamiento entre Bereziak de ETA(pm) y ETA(m), es la profunda reflexión a la que han de hacer frente los polimilis. En esta rama insurgente las circunstancias han variado mucho desde la ruptura con los milis.

Fracasada la Ofensiva Estratégica y sufriendo los duros golpes contra-insurgentes, ETA(pm) advierte modificada su composición interna que se ha visto muy alterada. Si en un principio partía de una estructura fuerte en el interior, basada en voluntarios legales, las grandes caídas con su consecuencia de huidos, había incrementado el número de militantes liberados fortaleciendo el aparato militar y especialmente al grupo Bereziak que se convierte en la columna vertebral de la Organización. Por otro lado, el desastre de 1975 había evidenciado las carencias del modelo organizativo político-militar pseudo-frentista, imposibilitando una acción continuada en el tiempo. Una vez más se contempla cómo la represión genera incapacidad militar, crisis organizativa y posteriormente política, lo que provoca que las contradicciones en el interior polimili se amplifiquen y se conviertan en obstáculos insalvables.

3.    EL CAMINO DE ETA(PM)

Para buscar una salida a la delicada situación que vivían los polimilis, Pertur y Erreka, los teóricos más capaces, realizarán una ponencia titulada “Otsagabia” en la que se marcan las líneas maestras de la futura estrategia polimili  y que será expuesta en la esperada VII Asamblea de ETA(pm) en Septiembre de 1976. En ella se ratificaron algunas conclusiones generales que recogían, entre otras, la propuesta de separar, de forma orgánica, la actividad política de la armada y la creación de un partido que participase en el marco de la tímida reforma que se está produciendo. Ésta, que se prolongó durante una semana, se realizó en la localidad de Donapaleu (Nafarroa Beherea) con la asistencia de un centenar de militantes en representación de todos los sectores políticos y militares de la Organización. La composición de esta reunión provocó malestar dentro de los Bereziak, al considerar que los aspectos militares deberían tratarse únicamente entre los militantes de esta rama, pero finalmente todo el congreso se desarrollará de manera conjunta.

ETA(m), que había contado con dos observadores, Argala y Txomin Iturbe, en la asamblea polimili, saludó con agrado las resoluciones del cónclave. Para ellos esta asamblea había cerrado un ciclo y abría las puertas a la ansiada reunificación y por eso asume las resoluciones de ETA(pm):

“Dicha organización ha sabido asumir la experiencia de estos dos años y fruto do ello son las resoluciones adoptadas en su recientemente celebrada VIl Asamblea(...) con cuyos puntos programáticos e ideológicos estamos identificados.

Zutik 67, noviembre de 1976. p.

Tanto ETA(m) como la mayoría de la militancia de ETA(pm) dan por segura la reunificación y de hecho se crea una comisión de diálogo para llevar a cabo el proceso, que realiza una primera reunión el 10 de Octubre. Sin embargo, el procesó se irá alargando y a finales de 1976 aún no había fructilicado.

En las calles vascas, el verano de 1976 había estado marcado por la petición de liberación de Pertur y ante la práctica certeza de su muerte, de manifestaciones de recuerdo y homenaje. A esta denuncia se le une la petición de amnistía, ya que los limitados indultos con los que el Gobierno Suárez había iniciado su mandato eran claramente insuficientes. Las agresiones policiales y parapoliciales jalonaron estas movilizaciones con numerosos heridos de bala y varios muertos. El 8 de Septiembre cae abatido en Hondarribia el joven Jesús Mari Zabala, tercera víctima mortal ocurrida durante los múltiples incidentes de ese verano, tras Jesús, Normí Mentxaka en Santurtzi y Alberto Soliño en Eibar. La indignación se transforma en una convocatoria de huelga general ampliamente secundada.

La desaparición de Pertur

En este clima de acercamiento entre las dos ramas armadas se produce un hecho sin precedentes. Eduardo Moreno Bergaretxe, Pertur, desaparece en Hendaia el día 23 de Julio. Nunca se le volverá a ver. Días rnás tarde, la organización Triple A reivindicará el secuestro y asesinato de Pertur.

Moreno Bergaretxe nació en una familia acomodada de la burguesía donostiarra. En 1972 intentó ingresar en ETA pero fue rechazado y pasó a integrarse en el "Frente cultural" donde dirigió la revista Hautsi, boletín interno de la organización.Tras la ruptura interna de ETA, Pertur se queda con los polimilis.

Pertur había sido hecho desaparecer por grupos parapoliciales. Días antes el periódico La Voz de España había publicado que personas anónimas estaban dispuestas a pagar hasta diez millones de pesetas a quien asesinara a dirigentes de ETA de una lista que encabezaba Pertur. Este militante se había colocado en una situación delicada al ser el interlocutor en las fallidas negociaciones del secuestro de Berazadi. Además, una investigación puesta en marcha por ETA(pm) descubrió que tres inspectores de la Policía política de Donostia habían sido vistos el mismo día y a la misma hora en el lugar a donde se dirigía Pertur cuando se le perdió el rastro, Behobia, e igualmente la noche anterior en varios bares de la zona habían sido detectadas personas no habituales con aspecto de policías o ultras.

Entre estos mercenarios se podían encontrar varios ultraderechistas italianos vinculados a la Operación Cóndor. La ampliación de la Operación Cóndor de Pinochet a Europa y. en concreto, a Euskal Herria se materializa a través de una reunión que celebra el dictador chileno en Madrid, en el funeral de Franco, con el jefe de la DINA (servicio secreto chileno), que era el general Contreras, y un italiano que se denomina en clave como Alfa, junto a un policía español. Sistematizan todo un planteamiento en colaboración con los servicios de inteligencia españoles con la Policía, para actuar contra ETA en el “sur de Francia”.

En mayo de 1976, tres meses antes de la desaparición de Pertur, varios mercenarios habían sido detenidos en Miarritze. Durante su juicio, en Noviembre de ese año, revelaron que su objetivo era secuestrar a Argala o a Txomin Iturbe para entregarlos a la Policía española. Similar modus operandi podría haber sido utilizado con Pertur, al igual que más tarde se haría en casos como los de Naparra, Lasa y Zabata y Segundo Marey. Posteriores investigaciones judiciales en Italia han aportado nueva luz sobre la desaparición de Pertur. Es muy revelador el contenido de un sumario denominado “Contra ETA en el sur de Francia”, instruido por el juez Giovanni Salvi:
... recoge las declaraciones de una decena de neofascistas, y todos coinciden en ratificar que estaban trabajando para sectores de la Policía española. Hablan sobre una serie de atentados perfectamente reconocibles, y dentro de esos testimonios hay uno que declara que Concutelli ( procesado por matar a un juez italiano con una metralleta comprada por la Policía española) le había contado cómo habían secuestrado a un etarra al que habían narcotizado, lo habían trasladado a España y lo habían entregado a un grupo de la Policía española para que lo interrogaran y lo hicieran desaparecer. De confirmarse las declaraciones, sólo cabe que sea Pertur.

El desdoblamiento. 

En términos prácticos, los polimilis creen que ETA debe asumir  la tarea de dirigir el proceso revolucionario lo que sólo es posible si se supera la fase clandestina que conlleva la estructura político-militar y creando un partido político por medio del desdoblamiento. Sus propias palabras definen la función del Partido:

“La estrategia fundamental de este partido debe poner en evidencia lo que es una clase burguesa, una fase de transición, e impedir que se consolide como sistema estable, de forma que la lucha de clases encuentre los medios adecuados para expresarse”

Abierto el camino de un nuevo escenario político, la lucha armada por tanto, según "Otsagabia", se debe adaptar a las nuevas circunstancias:

“Pensamos, en primer lugar, que dado el desarrollo actual de la lucha de masas en Euskadi, ésta se encuentra plenamente capacitada para llevar a cabo una ofensiva (...) El papel que adjudicamos a la lucha armada en este momento es, dentro de una estrategia general de ofensiva, el de garantizador de las conquistas que vayan a conseguirse; hablando en términos militares, el de retaguardia de esa ofensiva.”

Vanguardia y retaguardia

Así, "Otsagabia" plantea abiertamente  un cambio en los fundamentos y principios organizativos y de dirección del proceso de emancipación que hasta ahora habían guiado a ETA desde su nacimiento, esto es, la vanguardia revolucionaria ya no reside en la organización insurgente y se coloca el factor armado en un segundo plano. Se pretende dar carácter prioritario a la lucha de masas, loque permitiría recuperar la ofensiva estratégica perdida sobre las cenizas del fracaso militar anterior. Esta iniciativa política se sustentaría en el desarrollo y dirección de las movilizaciones de masas en ascenso, conseguidas por la anterior Doctrina militar de la espiral. Sobre este asunto escribía Pertur:

“En una fase de fascismo en la que el movimiento de masas era muy reducido, nuestra lucha armada ha jugado un papel claramente ofensivo, de detonador, de factor desencadenante de un proceso en el que, a través de una agudización general de las contradicciones entre las clases y en el interior de la oligarquía, de un progresivo desenmascaramiento de esas contradicciones, se ha producido un fortísimo auge del movimiento de masas. Esta situación ha provocado que la oligarquía ha debido adaptar su estructura de dominación con una serie de mecanismos que llevarán, presumiblemente, a un Régimen de tipo democrático burgués. Esto implica un profundo cambio en las condiciones sociales y políticas, tanto subjetivas como objetivas, constituyendo una nueva fase de la revolución. De acuerdo con dicho cambio, el planteamiento que ha de regir, tanto en nuestra actividad política como nuestra actividad militar, habría de modificarse”

Otsagabia y sus tiempos

La reconstrucción del nuevo proyecto político-militar necesita de una fuerte financiación, objetivo que marcará la actividad de ETA(pm). La dirección armada insta a los comandos Bereziak a evaluar la posibilidad de secuestrar industriales y también profundizar así en el “impuesto revolucionario”. Pero como ocurrió con la cafetería Rolando de Madrid, una acción polémica, en este caso la ejecución del industrial Berazadi,  es el punto de partida desde dónde comenzar a poner las cosas en su sitio en el interior de ETA(pm) ya que, si en el fondo se comparten los principios planteados en "Otsagabia" no se visualizan de la misma manera los tiempos para su aplicación.

En la Organización se manifiesta una división profunda entre los que creen que la llegada de una situación de democracia burguesa es inminente y los que piensan que el post-franquismo se prolongará más tiempo:

  1.  Los primeros reclaman trabajar en la adaptación a ese nuevo periodo, para ello la dirección política polimili mantiene conversaciones con elementos del Gobierno de Madrid y plantea una tregua cara a facilitar un encaje adecuado y un escenario electoral tranquilo en donde el futuro partido pueda participar y ponerse a prueba.
  2. Los segundos sin embargo, sobre todo los Bereziak, creen que se debe preparar una actividad militar más intensa y contundente a pesar de lo sucedido tiempo reciente atrás, que necesariamente implica dar prioridad a la re-estructuración armada, lo que aparentemente  entra en contradicción con lo planteado en "Otsagabia" y el papel que se adjudica a la lucha militar.

Llegados a este punto conviene recordar que "Otsagabia” no es sólo una re-definición de la lucha armada, que se inscribe ya como retaguardia de la liberación, sino que coloca las bases para la caracterización de un futuro Bloque político-militar que depositará la dirección de la revolución en un Partido, ergo pasa a convertirse en la nueva vanguardia del proceso emancipatorio que da prioridad a la lucha de masas frente a otras formas de enfrentamiento. Es decir, “Otsagabia” supedita la maquinaria  militar polimili al control de una dirección política partidista que se mueve dentro del nuevo marco. Permitiéndonos realizar una comparativa en clave frentista podemos afirmar que, en este caso, el Frente obrero pasaba a liderar la Organización político-militar pero no bajo la misma sigla, ETA, sino desde una estructura externalizada, fuera de la lógica militar, que le garantizaba una participación aparentemente estable en el  nuevo marco político en ciernes, lo que durante en  el franquismo, evidentemente, hubiera sido del todo imposible por la propia esencia totalitaria del Régimen.

 Un fantasma llamado Liquidacionismo

“Otsagabia”, al contrario de lo que se afirma por algunos sectores internos polimilis y externos a ellos, no necesariamente era una reestructuración del proyecto político-militar que pudiera ser fácilmente asimilada por el sistema y el Estado ya que la secuencia armada seguía presente aunque fuera de manera defensiva y la lucha de clases se manifestaba con toda su crudeza en el ámbito social y político. Sin embargo, dentro de ETA(pm) comienzan a despertarse los recelos y las desconfianzas ya que muchos militantes, tras la desaparición de Pertur a manos de grupos paramilitares españoles, observan como un sector del nuevo Biltzar Ttipia (BT) puede utilizar esos acuerdos internos polimilis para emprender una línea de liquidación de la actividad insurgente como condición indispensable para que el Estado español permita al nuevo partido su reconocimiento en la legalidad reformista a la que debe combatir.

Para entender en toda su extensión lo que sucede en el interior polimili hay que subrayar algunos episodios oscuros y confusos que no se aclaran y que influyeron en la mecánica de las discusiones acerca del futuro político y militar de esta rama de ETA, como fueron los resultados de las conversaciones con el Gobierno español y la propuesta de tregua de cara a las futuras elecciones, avanzada por el BT en la revista Kemen número 11. Las sospechas de liquidacionismo se vieron acrecentadas cuando al día siguiente de la conclusión de la VII asamblea, dos artículos en sendos diarios afirmaban que ETA(pm) había decidido abandonar la lucha e integrarse en la legalidad, dando detalles de gran precisión, aunque parciales, del congreso que acababa de celebrarse. Con estos hechos, resultaba evidente que la nueva vanguardia revolucionaria, el Partido, estaba ya siendo  saboteada desde dentro.

Fruto de estos problemas y tras arduas discusiones con la dirección polimili, los comandos Bereziak de ETA(pm) deciden salir del proyecto político-militar e integrarse en las filas de ETA(m), asumiendo los cálculos de los milis y sus estructuras organizativas. ETA(m) valora así el momento:

“A finales del año pasado se iniciaron las conversaciones para una posible fusión. Pero la postura claudicante mostrada por la dirección de ETA(pm) en sus negociaciones con el Gobierno español, y su decisión de apoyar la participación en las elecciones generales consumaron una nueva ruptura de relaciones. Posteriormente, y por las mismas razones, la base de ETA(pm) expulsó a su dirección quien hoy se autodenomina Biltzar Ttipia. Lo que permitió entablar de nuevo conversaciones en torno a la fusión. Las condiciones de entrada no gustan a todos y un sector crean entonces los Comandos Autónomos …”

Los milis empiezan a vislumbrar la posibilidad de una total reunificación organizativa a través de la transformación del aparato político de los polimilis en una formación clásica política y de la absorción de su estructura militar. En dos documentos enviados como aportación al debate pre-asambleario de los polimilis, ETA(m) esboza su propuesta basada en tres ejes:

  1. Una única organización armada
  2. Un partido político obrero revolucionario abertzale surgido desde ETA
  3. Un Frente Popular Abertzale (independentista y anti-oligárquico) constituido a partir de KAS.

La reconstrucción

A pesar de sus problemas internos, la marcha de los Bereziak y de las caídas padecidas, los polimilis no se quedan atrás en sus preparativos armados y operativos para enfrentar el futuro. Valiéndose de sus contactos internacionales y de la fuerza de la lucha de masas, herencia de la espiral, desde Agosto de 1977 hasta Mayo de 1978, reconstruyen su estructura militar provocando no poca sorpresa en los sectores de la Izquierda Abertzale que además de las críticas hacia la estrategia de los polimilis y de EIA, habían creado la opinión de que  iban a disolver la lucha armada. ETA(pm) emprendió un serio proceso de reorganización tras la ruptura con Bereziak. La Organización tenía su base social natural en el partido EIA y sus entornos políticos, pero disponía además del prestigio de las siglas ETA y seguía siendo la forma de entrar en la lucha armada para muchos jóvenes que deseaban combatir por los derechos nacionales y sociales sin ser exactamente conocedores de los posicionamientos táctico-estratégicos e ideológicos de cada una de las ramas de ETA. Por todo ello ETA(pm) encontró un terreno político abonado para una reconstrucción vertiginosa y sorprendente.

Tras meses de arduo trabajo, ETA(pm) disponía de 23 comandos operativos en el quinto mes de 1978 e incluso contemplaba la posibilidad de que varios de ellos actuarán conjuntamente en una estructura denominada “Columna” que aspiraba a una autonomía técnica completa y agrupaba a tres o cuatro comandos. Algunos de sus militantes realizan cursos de entrenamiento en  países como Argelia o Yemen lo que les proporciona la preparación suficiente para futuros enfrentamientos con las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Doctrina militar polimili: Disuasión y Contención

La Organización armada se prepara para ser la retaguardia de la lucha de masas. La disuasión y contención polimili (acordada en la Ponencia Otsagabia) necesitaba dotarse no sólo de una estructura de intervención coyuntural en donde el curso de las luchas sectoriales la necesite, sino también de un aparato que pusiera las bases para la construcción de unas verdaderas Fuerzas Armadas Revolucionarias. Una tesis recuperada del período de Guerra Revolucionaria e insurreccional que volverá periódicamente a los debates internos polimilis.

Asimismo se constituyeron comandos especiales, directamente dependientes de la dirección y se potenciaba las líneas de actuación de inteligencia para poseer un conocimiento exhaustivo de la situación a través de comandos de información que obrasen paralelamente a la labor informativa que cada comando tenía. Se consideraba que en “la democracia burguesa” el conocimiento, no sólo de tipo militar, era vital para la disuasión. Además, se colocarían las bases para la consolidación de un auténtico “Servicio de inteligencia”. Este servicio debía ser mucho más avanzado que el de una organización de guerrillas clásica y se encuentra mucho más cercano que ésta al de un ejército regular.             

4.    FORTALECIMIENTO DE ETA(M)

ETA(m) percibe que los polimilis pueden ser “asimilados” por el reformismo. En el zutik nº 67, de Noviembre de 1976, ETA militar opina que:

“La primera señal de este proceso sería la consideración por parte de la vanguardia política de la no conveniencia de la lucha armada, aunque en realidad fuera así, y el intento de presionar a la Organización armada para que se disuelva”

Este análisis, que se verá confirmado pocos años más tarde,lleva a los milis a definir la vanguardia militar, no como más revolucionaria que la política, sino como el último reducto donde se refugia la estrategia revolucionaria cuando se bate en retirada.

 Tiempos de guerra

Para ETA(m) no hay condiciones pre-revolucionarias, la espiral ha terminado y por lo tanto, la prioridad política es que florezcan y se organicen los apoyos sociales y populares que ha generado la lucha de años atrás e impulsar así una alternativa política que emprenda el camino de la ruptura democrática cuyo punto inicial se apoye en una negociación con el Estado por la consecución de unos derechos democráticos mínimos.

La actuación armada por tanto, se inscribe como un instrumento independiente de la lucha de masas, no defensivo sino ofensivo, pues debe presionar al Estado desde el campo militar, con la pretensión de garantizar la creación de un escenario en donde las fuerzas abertzales y socialistas tengan la oportunidad de llevar adelante sus propuestas socio-políticas en igualdad de condiciones y que la Reforma les niega sistemáticamente por medio de la fuerza.

La clave para los milis será erosionar tanto al Gobierno español, que gestiona el nuevo escenario político, como a los poderes fácticos verdaderos protagonistas de la Reforma.Ademásla insurgencia mili cree que es una cuestión de tiempo que el Estado español,  como ya lo está el francés, inicie un proceso de integración internacional (OTAN y CEE) que genere una presión añadida sobre las estructuras político-económicas españolas para que resuelvan el “problema vasco” antes de una plena incorporación a estos marcos supranacionales.

ETA(m) deberá desempeñar dos funciones: una táctica y otra estratégica. En el primer caso, una vez elaborada una alternativa política por parte de KAS, la lucha deberá ser en un primer momento ofensiva, es decir, tendiendo a la consecución de esa alternativa. Conseguido esto, el carácter será defensivo de la nueva situación política que haya sido creada con la aplicación de la alternativa KAS, de cara al proceso revolucionario del Pueblo Trabajador Vasco.

Sin duda, ETA(m) presenta una situación interna mucho más cohesionada. Los milis han mantenido su capacidad de operar sin que la esperada respuesta represiva lleve a su práctica desarticulación como en otros momentos históricos. Las cabezas visibles de la organización son Argala y Txomin Iturbe y el carisma de ambos repercute de forma positiva en la imagen de la Organización, sobre todo en un momento en que ETA es interlocutora de otros agentes políticos de una forma más abierta que en etapas posteriores.

La nueva estructura surgida de la fusión entre milis y Bereziak albergará una gran capacidad de acción según señalaban las propias fuentes policiales. ETA(m) queda compuesta por entre 180 y 230 voluntarios encuadrados en comandos operativos, legales e ilegales, estructuras de dirección y logística, reserva... más otro centenar en comandos de apoyo, información, propaganda... Tras la unión se emprende además un proceso de creación de comandos a los que se da formación política y militar; al menos dos grandes cursillos tuvieron lugar en 1977. Uno en Julio y el otro en Diciembre. La participación en los mismos era muy numerosa, alrededor de 40 militantes en cada uno.

Los nuevos miembros solían ser jóvenes recién incorporados que iban a constituir, o acababan de hacerlo, un comando legal. (...) El aspecto militar era el fundamental, dado que la formación política podía recibirse por numerosas vías en una sociedad vasca en la que se respiraba politización en todas partes. Los recién llegados se ejercitaban con diverso armamento, desde pistolas hasta lanzagranadas. Después, al terminar el cursillo, el comando solía recibir material básico para empezar a operar, pistolas, metralletas stein, munición, algo de goma-2...

Doctrina armada mili: Desestabilización

La insurgencia vasca ya no aspira a la victoria militar, aunque como en el caso de los polimilis no se ha renunciado a la creación del Ejército Popular.

ETA(m) retomaría con fuerza su actividad armada en Octubre de 1976. Tras permanecer en silencio durante los primeros meses del Gobierno Suárez y tras constatar que ese tiempo no ha supuesto una mejora real de las libertades democráticas y civiles en Euskal Herria, la Organización realizará una contundente acción en Donostia el día 4, provocando la muerte de Juán María Araluce Villar, presidente de la Diputación de Gipuzkoa, miembro del Consejo del Reino y diputado en las cortes franquistas, que perecería junto a su chófer y a sus tres guardaespaldas tiroteado por un comando. Esta ekintza provocó centenares de detenciones y acciones de incontrolados en Donostia y otras localidades. En su reivindicación, ETA(m) hará por primera vez una mención a la alternativa KAS como vía de superación del conflicto armado.

Las acciones de ETA(m) se dirigen principalmente contra chivatos, miembros del aparato franquista, las FSE, la jerarquía militar y la Central nuclear de Lemoiz. ETA(m) llega a afirmar:

Nuestra actual estrategia de lucha armada dirigida a la consecución del objetivo político como el recogido en la alternativa táctica de KAS, responde a un principio elemental de las guerras de guerrillas: el hostigamiento de las fuerzas enemigas, en nuestro caso las fuerzas españolas de ocupación militar en Euskadi Sur, hasta obligarles a reconsiderar la inseguridad e incomodidad de su presencia en territorio vasco y en consecuencia a obligarles a abandonar este… La retirada de estas fuerzas invasoras se va a lograr a medida que el conjunto del movimiento de Liberación Vasco, experimente un avance progresivo y cualitativo en el grado de organización y resistencia popular, civil y militar.

El asesinato de Argala

El 21 de Diciembre de 1978, cae abatido por una bomba colocada bajo su coche, el miembro perteneciente a la dirección de ETA(m), Jose Miguel Beñaran Ordeñana. Este asesinato selectivo no es sólo un contra-golpe puntual del Estado español contra las estructuras insurgentes armadas como se ha intentado presentar su muerte.

Argala es un puntal importante en la línea que sigue la organización mili en la lucha emancipatoria. El Estado, durante la época de UCD, siguió tratando de negociar directamente con ETA(m) hasta que a finales de 1978, tras diversos fracasos, Madrid decide cortar por lo sano y se atenta contra los máximos interlocutores de la organización armada vasca: Peixoto y Txomin Iturbe caen heridos, Argala asesinado.

Los milis no se dejaron seducir por los pactos a la baja ni cantos de sirena. Eran conscientes de que el Estado sólo desea ganar tiempo. El Gobierno español entonces se centrará a partir de ese momento, por un lado en disolver, con la ayuda de Euzkadiko Ezkerra, a ETA(pm), conocedor de las contradicciones internas que el proyecto polimili larva en su interior y por otro en la vía represiva (incluidos asesinatos selectivos) contra el resto de la Izquierda Abertzale.

Para Argala, la violencia suponía un reto moral permanente en sus convicciones filosóficas de Justicia y Libertad. Hasta su fisonomía, ligeramente enfermiza, contradecía la grandeza y amplitud de un espíritu forjado en el sacrificio y la dedicación plena al servicio del Pueblo Trabajador Vasco”. Pensaba que los más jóvenes debían mentalizarse poco a poco antes de implicarse en la lucha clandestina. No era partidario de un compromiso basado en lecturas indigestas y frases grandilocuentes. El compromiso debía surgir de “un acercamiento más humano, más lógico y vital”.

Su prematura muerte causó una gran conmoción. Su carisma aún permanece y no deja de contagiar su entusiasmo a cualquier nación o clase social oprimida que sueña con su liberación. Al igual que el Che, su figura no ha cesado de crecer desde que un grupo parapolicial acabó con su vida aquel 21 de Diciembre de 1978, colocando una bomba en los bajos de su Renault 5 naranja. Argala murió en Anglet, con sólo 29 años. En el atentado participaron militares de los tres cuerpos del Ejército Español, la Guardia Civil, agentes del CESID (más tarde CNI) y mercenarios de la OAS, la triple A y neofascistas italianos. Todo sugiere que Rodolfo Martín Villa, Ministro de Gobernación, ordenó y coordinó la supuesta “represalia” por la muerte del almirante Carrero Blanco, pero nadie ha mostrado interés en abrir una investigación judicial que revelaría hasta qué punto el terrorismo de Estado es una estrategia profundamente arraigada en los sucesivos gobiernos de la democracia española.

Lemóniz o Euskal Herria

La Izquierda Abertzale nucleada en torno a KAS, aunque también contrariada por los resultados electorales, demostraría sin embargo, a diferencia del Bloque polimili, su entidad social real poniéndose en cabeza de la reanudación de la lucha de masas centrada en la amnistía.

Pero será precisamente la lucha contra la central de Lemoiz el nuevo motor movilizador al verse momentáneamente reducida, por el éxito parcial conseguido de la confrontación por la amnistía a finales de los 70. La empresa promotora de la central nuclear, Iberduero, será objeto de una gran campaña de ataques por parte de las organizaciones armadas vascas, así como por sectores populares. Igualmente sufrirá una enorme presión social que convertirá este asunto en uno de los ejes de la confrontación política de los próximos años.

A la lucha contra la central nuclear se incorporaría una nueva organización armada de reciente aparición: los Comandos Autónomos Anticapitalistas (CCAA). El enfrentamiento contra la central de Lemoiz ocupará un espacio importante en estos momentos, realizándose varias acciones de entidad como la voladura simultánea por parte de ETA de doce oficinas de compañías eléctricas el 28 de Febrero. La Organización llegará a atacar las obras de la propia central. El 17 de Marzo, y tras reiteradas llamadas de advertencia a medios de comunicación, dos potentes artefactos estallan en el interior de la central, que no había sido desalojada, causando la muerte a dos trabajadores y heridas a otros catorce. Durante la década de los 80, Lemoiz pasa a ser uno de los objetivos prioritarios de la lucha armada.

La campaña de ETA(m) había alcanzado una media de una docena de acciones al mes, entre operaciones de abastecimiento, ametrallamientos, explosiones... Una reorganizada ETA político militar comienza también a actuar regularmente a partir de Mayo cuando secuestra, para liberarlo poco después con un tiro en la pierna, a un empresario de Mungia que tenía problemas con sus trabajadores.

Pero además de estas acciones, la cadencia de atentados con muertos y heridos contra las FSE es tal que los miembros de estos cuerpos empiezan a perder por completo la moral. La consecuencia de esta situación es la multiplicación de las acciones de "incontrolados" en las calles vascas.

5.    OBJETIVO: LA REFORMA

Para el Gobierno español, el desafío planteado por ETA no se contempla como un problema a resolver desde parámetros políticos sino represivos. ETA se convertirá en uno de sus principales problemas ya que se teme por un lado, que pueda ser utilizada como excusa por el Ejército (involucionista) para reconducir la situación y por otro, que el ejemplo se extienda a otros puntos del Estado o que la ruptura alcance una mayor profundidad en Euskal Herria, lo que provocaría una coyuntura difícilmente sostenible.

De cara a las elecciones de 1977, el Gobierno sondea a las organizaciones armadas para que los comicios electorales se realicen en condiciones de alto el fuego. Ambas ramas insurgentes mantienen contactos con el Estado, pero mientras los polimilis entran en el juego provocando la división interna, ETA(m) visualiza la trampa:

 “…La táctica del diálogo cuando el Gobierno no está dispuesto a conceder nada, no sirve sino para que la burguesía española gane tiempo y asiente su reforma. Y atención, cuanto más se asiente, más fuerza tendrá y menos dispuesta estará a conceder nada. Hoy la capacidad de lucha pacífica y armada de la izquierda abertzale debe utilizarse a tope en torno a un programa capaz de ser asumido por amplias capas de la población de Euskadi. Nuestra lucha radicaliza la contradicción Ínter-burguesa.”

Zutik 69. Febrero de 1978.

ETA(m) había sido advertida con anterioridad de que en caso de no aceptar el diálogo propuesto por el Gobierno se lanzaría una campaña de atentados contra refugiados y dirigentes de KAS. Así, zanjados los escarceos negociadores de forma sangrienta, ETA incrementaría su campaña armada de forma radical. Igualmente desestimada la posibilidad de una rendición de la insurgencia vasca, el Estado optó por elevar la represión hasta unos niveles inéditos. A partir de ese momento se desataría en Euskal Herria el ciclo de violencia más importante desde la Guerra de 1936, con el saldo de varios centenares de muertos en apenas unos años.

Aumenta la escalada armada

Nunca en la historia de ETA, sus engranajes internos habían funcionado como hasta entonces a pesar de que desde el Gobierno español y sus respuestas anti-subversivas tampoco tenían parangón en relación con otras épocas.

Estos logros en el funcionamiento y marcha del conjunto insurgente se hicieron bajo mecanismos de democracia interna y participación de los militantes que no correspondían con esa imagen hermética que desde el exterior se ofrecía sobre la Organización armada. Así, el Biltzar Nagusi, entre otras funciones, elegía el Biltzar Ttipia, el núcleo directivo. El Ejecutivo de ETA(m) estaba en manos de ocho militantes que representaban otros tantos aparatos, los cuales funcionaban con plena autonomía. Los ocho aparatos eran: Información, Propaganda, Comandos Legales, Comandos Ilegales, Oficina Política, Economía, Relaciones Internacionales y Mugas. La información que llegaba a la Organización era clasificada y el propio Biltzar Ttipia, según las circunstancias y escuchando al conjunto de los delegados de los aparatos, decidía actuar en uno u otro sentido 

Los aparatos, por su parte, se estructuraban internamente en la medida de sus necesidades. Así, algunos de ellos contaban con nuevas subdivisiones producto de su propia dinámica. Este era el caso de las Relaciones Internacionales, que incluía un sector estrictamente político-diplomático y otro dedicado a tareas de aprovisionamiento armamentístico y logístico con el que abastecer al resto de estructuras. Cuando la magnitud de cualquiera de los temas que abordaba cada aparato desbordaba a éste, era el Biltzar Ttipia quien decidía sobre su futuro tratamiento.

ETA(m) decide activar un nuevo escenario de enfrentamiento, cuya preparación llevaba meses gestándose. Los milis desplazan un comando permanente a Madrid. Este salto cualitativo produjo también cambios de espacios. ETA se convertía, peligrosamente para el Gobierno de Madrid, en la única referencia de la opción rupturista en el Estado, es decir, en el instrumento de la denuncia permanente del proyecto reformista auspiciado desde las propias esferas franquistas y aceptado, progresivamente, por otras fuerzas políticas opositoras.

La inevitable respuesta anti-subversiva fue contundente y encaminada al señalamiento de las formaciones y organizaciones que aún se mantenían en el ámbito de la ruptura democrática. Este endurecimiento contra-insurgente provoca que ETA(m) decida golpear al Ejército español acusando a la cúpula militar de estar detrás de la escalada de violencia policial en Euskal Herria, que considera premeditada y diseñada corno operación de castigo contra las personas, organizaciones y zonas más combativas. El tutelaje del Ejército al proceso político, marcando límites y amenazando con intervenir es tan obvio que ETA(m) hablará frecuentemente de “dictadura militar reformada o encubierta” para referirse al Régimen que se está constituyendo. Hay que recordar también que tanto la Guardia Civil como la Policía Armada eran cuerpos militares.

Pero el miedo provocado ante el ataque directo por parte de ETA(m) al Ejército español y sus entramados hace que la propia Organización deba de pronunciarse en público acerca de sus intenciones y se verá en la obligación de negar las acusaciones de que esté tratando de forzar una involución política en el Estado y expresará nuevamente su voluntad para una resolución dialogada del conflicto:

“ETA de ninguna manera desea ver paseando los tanques del Ejército español por las calles de Euskadi Sur o del resto del Estado. ETA desea que, de una vez por todas, se produzca la ruptura democrática y que a nuestro pueblo se le devuelvan sus más elementales libertades y se le reconozcan sus legítimos derechos soberanos. Por esos objetivos luchamos, y por su consecución estamos dispuestos a ofrecer un alto el fuego sincero y duradero.”

Comunicado de ETA al pueblo vasco. 23 de marzo de1981.

Aunque es difícil de precisar, a principios de 1978  ETA(m) disponía ya de cerca de 400 militantes en decenas de comandos operativos y estructuras de apoyo y la capacidad de reponer inmediatamente cualquier pérdida. Este potencial junto al de los polimilis y a los recién nacidos CCAA (Comandos Autónomos Anticapitalistas) hicieron que a partir de mediados del 78, se encontraran operando en Hegoalde más de medio centenar de comandos activos.

Los polimilis por su parte actuaban paralelamente a la fuerte ofensiva desencadenada por ETA(m). La organización ETA(pm), demuestra que son poseedores de una estructura bien preparada y con implantación en todo el territorio vasco. Además de todo esto, la dirección polimili asume riesgos, su osadía hace que se apueste por tener el BT en Hegoalde para así lograr una mayor cohesión entre la dirección y la base, lo que inevitablemente exponía a la insurgencia polimili a riesgos muy altos en cuanto a costes represivos.

La estructura de los comandos y de las denominadas columnas armadas, iban articulándose en base a una concepción piramidal, debido a la necesidad de la Organización para, en un momento dado, poner en marcha una columna o dos, como en el caso del ataque al Gobierno militar de Donostia. El 19 de Junio de 1978, 30 voluntarios pertenecientes a la columna “Eduardo Moreno Bergaretxe”, con diez coches y dos furgonetas asaltaron el edificio gubernativo en una acción sin precedentes fuera de tiempos de guerra convencional. Después de reducir a la guardia y a los oficiales que estaban en su interior, un disparo fortuito hizo que la columna se replegara y huyera sin que ninguno de sus miembros fuera detenido ni tiroteado.

Pero las caídas una vez más, iban a colocar en tela de juicio las normas de seguridad internas o mejor dicho, el funcionamiento entre responsables de los comandos y el responsable de las columnas. El planteamiento teórico, como sucede muchas veces, chocaba con una realidad social que ponía no pocas dificultades a la estructuración militar acordada.

Además de las complejos operativas montados en Hegoalde, la situación política y los planteamientos de ETA(pm), en particular de cara al Estatuto de autonomía, hacían prever la necesidad de intervenir en el Estado como forma de presión. Se montaron grupos para Andalucía, Madrid, Barcelona y Asturias. Había un comando de “ilegales” dedicado a estas operaciones especiales que dependían directamente de la dirección.

La represión, que provocó las primeras bajas polimilis, afectó también a algunos militantes de EIA y al mismo Secretario General del Partido, Mario Onaindia, que vio abiertos algunos procedimientos judiciales contra él. EIA, en su documentación interna, cuidaba mucho en hacer aparecer su relación orgánica con ETA(pm).

A pesar de todo, durante la campaña del referéndum constitucional, la maquinaria militar de ETA se aceleraría con implacable precisión. En conclusión, tanto ETA(m) como ETA(pm) habían emprendido serios procesos de reestructuración que les permitían disponer de estructuras eficaces y bien dotadas de armas y recursos, por ello, desde que ETA emprendió la actividad insurgente, el balance de muertos de cada período siempre recogía más víctimas en el lado vasco, fueran voluntarios de ETA o simples ciudadanos abatidos por las FSE. En 1977 la balanza se equilibra y ya en 1978 pasa a bascular claramente del lado de ETA.

Modificar Vs Mediatizar

Los milis manejaban la confrontación contra la Reforma en términos de lucha contra un ejército de ocupación, que según ellos movía los hilos opresivos para frenar cualquier avance democrático. Su Doctrina militar de Desestabilización era la respuesta armada a los planes tanto reformistas como involucionistas.

Por lo tanto, ETA(m) intenta modificar la reforma y frenar la Involución. Ante la negativa del Estado a negociar la alternativa KAS y su apuesta por derrotar a la insurgencia vasca por vías militares, los milis, lejos de amilanarse, se reafirman y creen que el enfrentamiento ha llegado a un estadio de práctica guerra abierta. Esta concepción  le hizo distanciarse cada vez más de la Doctrina armada de ETA(pm).

El Bloque polimili, con EIA a la vanguardia, tras las elecciones del 15 de Junio consideran de manera mecánica el proceso de transición español, cuestión que ya habían discutido en su día con los Bereziak.  Se impone la línea que entiende que con las elecciones, el sistema de poder “dictadura militar” se ha convertido definitivamente en un sistema “democrático burgués” que está poniendo las bases para un clásico estado de derecho como existe en el resto de Europa occidental. El objetivo del Bloque polimiliconsistirá por tanto, en mediatizar la elaboración de la Constitución española y la del Estatuto de autonomía como forma de sortear la falta de alternativa políticaqueentendían no poseer ni ellos ni los milis con la alternativa KAS. EIA y ETA(pm) consideran que de facto sea la mediatización sobre la Constitución y el Estatuto los campos prioritarios de actuación. En este contexto la lucha armada, como afirmaba la tesis de Otsagabia, debe medir su función.

ETA había lanzado desde Julio de 1978 una potente ofensiva contra las FFAA en Madrid y Euskal Herria, que a lo largo de 1979 se había cobrado 11 víctimas mortales entre la oficialidad española. Además, había incrementado sus ataques contra las FSE, a las que definía también con terminología militar como Fuerzas de Ocupación, hasta unos niveles sin precedentes. Esta dinámica de alta confrontación se incrementaría a lo largo de 1980 hasta llegar a su cénit. Ese año fue el más duro dentro del conflicto tanto en lo referente a la actividad de las organizaciones armadas como en lo referente a la actividad paramilitar.

1980 comenzó con una fuerte ofensiva de ETA contra las FSE y sus colaboradores que se saldó con nueve muertos en Enero, entre ellos el comandante jefe del cuerpo de la Policía Foral alavesa, acusado de actividades de los Guerrilleros de Cristo Rey. La respuesta del Estado dio un salto cualitativo con la violación y asesinato en Loiu de la joven Ana Tere Barrueta.

ETA en su conjunto alcanzó en 1980 el nivel operativo más alto de su historia: 81 bajas mortales en sus diversos ataques. Aún en estas condiciones, el clima reinante en Madrid tras el auto-golpe de Febrero de 1981 era favorable a ignorar cualquier posibilidad de diálogo político con la insurgencia, confiando únicamente en la rendición incondicional o en la destrucción de ETA, ya que a pesar del número de bajas recibidas, las medidas contra-insurgentes aplicadas seguían siendo recetas válidas pues sus resultados verificaban su eficacia. En realidad el Estado conocía perfectamente la delicada situación en la que se encontraba ETA(pm) y auguraba a medio plazo una más que previsible descomposición de todo el Bloque polimili.

A los largo de 1980 y dadas las condiciones de enfrentamiento armado que se estaban produciendo, ETA(m) organizó varios cursillos de entrenamiento de sus militantes en Yemen, merced a la intermediación del FPLP palestino. En estos cursos, en los que la Organización aportaba sus propios instructores, alrededor de cincuenta militantes recibieron una sólida preparación, lo que les permitía afrontar operaciones de enfrentamiento abierto con las FSE.

El período de tiempo transcurrido entre Julio de 1978 y Febrero de 1981 no tiene parangón en Europa occidental salvo en el caso del conflicto norirlandés. Esto ha llevado a algunos analistas al referirse a esta época como «los años de plomo», utilizando la expresión acuñada en Italia para denominar al período de apogeo de la lucha armada en ese país. El cenit de esta situación bélica en Euskal Herria se alcanzará tres años después, a lo largo de 1983, cuando seis organizaciones armadas convivan en territorio vasco: ETA (m), ETA(pm) VIII Asamblea, ETA(pm) VIII Asamblea-sector pro KAS o Milikis, CCAA (Comandos Autónomos), Iparretarrak e Iraultza.

De la ruptura a la reforma

Pronto surgen las dudas polimilis acerca de la línea mantenida por el Partido en el ámbito político. Los militantes armados comienzan a cuestionar la Doctrina militar acordada en Otsagabia. En ETA(pm), los malos resultados electorales sucesivos cosechados por EIA-EE, hicieron desatar la polémica soterrada que se centraba en el positivo resultado, vía urnas, de la Unidad Popular representada por HB y apoyada por ETA(m). Desde la perspectiva de la actividad armada y de las reivindicaciones políticas, un miembro de ETA(pm) afirmará:

“Amplios sectores de la clase obrera y de las clases populares de Euskal Herria, han querido manifestar su apoyo a la lucha armada y a otras formas de lucha que nosotros, el conjunto político-militar, habíamos abandonado, o cuando menos, relegado a un plano muy secundario. Me estoy refiriendo, fundamentalmente a la lucha de masas

En realidad las motivaciones de este desplazamiento eran, para los polimilis, debidas a una serie de causas que se basaban en los erróneos análisis de la reforma política, en los que se aceptaba que el régimen caminaba de una dictadura militar hacia una democracia burguesa, cuestión ésta que fue la polémica central que sostuvieron los Bereziak con la dirección política polimili años antes. ETA(pm) afirmará:

“Esta concepción de las cosas que hoy nos pueden parecer mecánica, quizás nos impidió ver que lo que se estaba produciendo no era una ruptura democrática sino un proceso de transición de una forma de dominación política a otra. Al darnos tanta prisa en afirmar que las cosas han cambiado, o lo que equivale a lo mismo, al considerar que aquello era ya una democracia parlamentaria, cometimos el primer error. En efecto, al conceder a la lucha institucional (Parlamento, CGV etc.) un lugar preponderante en la articulación, fuimos, simultáneamente, relegando a planos cada vez más secundarios la lucha armada y la lucha de masas, formas de luchas, éstas últimas, que se manifestaron particularmente eficaces, no sólo en el régimen de la Dictadura militar, sino también en el período de transición hacia la democracia parlamentaria”.

La actividad armada para la organización polimili, empezará de nuevo a tener un papel más relevante en la estrategia política. Tras la aprobación de la Carta Magna española, la lucha por conseguir el Estatuto de Autonomía no se reducirá a la iniciativa institucional de EE, sino que la presencia de ETA(pm) se ampliará e irá determinando así también, la continuidad y agrandamiento de una fractura que, después de la victoria en el referéndum estatutario, paradójicamente, se desatará con más evidencia dentro del Bloque pm.

ETA(pm), en relación al asunto estatutario incide en el significado que irá asumiendo la lucha armada:

“El Estatuto permite ir creando el embrión de un Estado Vasco… La organización armada lejos de ver limitados sus campos de intervención, tiene un papel muy importante que jugar en el proceso; sobre todo, porque la lucha de clases en la democracia burguesa se centrifuga enormemente y el enfrentamiento de clase será más amplio y se dará sin mediatizaciones en muchos más frentes. En definitiva, con el estatuto se dará una adaptación de la lucha de clases que se desarrollará a niveles más amplios que en la fase dictatorial o en la de transición…”

En medio de este contexto de contradicciones políticas del Bloque polimili, ETA(pm) persiste en su ofensiva armada en multitud de luchas de masas sectoriales con gran éxito en las resoluciones finales de los conflictos tanto sociales como laborales. Sin embargo, para ETA(pm), esta situación evidencia las crecientes dificultades que encuentra el proyecto polimili a causa de la escasa iniciativa que el Partido tiene en la lucha de masas. Una lucha de la que el Partido debía ser la Vanguardia pero que prácticamente había abandonado, olvidando la ofensiva que la VII asamblea había previsto.

 La trampa estatutaria

Madrid proseguía las negociaciones sobre el Estatuto. La UCD se veía atrapada entre su deseo de cercenar aún más las competencias de la propuesta del Consejo General Vasco (CGV) y la imperiosa necesidad de evitar que nuevas formaciones se incorporaran al frente rupturista. ETA(pm) y EIA quieren aprovechar las circunstancias en un doble sentido:

  1. Endurecen su discurso que busca profundizar en las contradicciones en las que está sumida la reforma y arrancar así concesiones.
  2. Al mismo tiempo, El Partido para la Revolución Vasca, alarmado también por el éxito de HB, trata de dar a esta decisión de confrontación una connotación radical que la haga atractiva para los sectores más combativos. Veladamente advertirán que en caso de que el Estatuto sea mutilado en Madrid el partido pasará a la clandestinidad. Igualmente dan luz verde a ETA(pm) para endurecer el accionararmado.

Con el doble objetivo de presionar a favor del Estatuto y protestar por la dura situación de los presos en Soria, ETA(pm) colocará una decena de bombas en zonas turísticas del Estado español en Junio y Julio. El 4 de Julio del mismo año, Gabriel Cisneros, alto dirigente de UCD, es tiroteado al escapar de un intento de secuestro por parte de un comando polimili. Alertado, el Gobierno establece contactos con ETA(pm) y acuerda la salida de la Policía de Soria, que se materializa el día 9. En esos momentos la discusión sobre el Estatuto entra en su recta final. PNV y UCD han pasado a debatir directamente en la Moncloa. Finalmente el día 17 se llega a un acuerdo. EE acoge con alborozo este pacto que el dirigente de EE, Juan María Bandrés, no duda en calificar como:

 “un tratado de paz después de tres guerras civiles”

 Egin. 18 de julio de 1979. Citado en ETA (pm) El otro camino. p 159.

La realidad no tardaría en desmentirle. Unas horas más tarde en que se pactaba el Estatuto en la Moncloa, la Policía volvía a entrar en la cárcel de Soria. Días después, siete presos fueron trasladados desde Martutene. Ante estas vulneraciones de lo acordado, ETA(pm) decide reanudar su campaña de bombas y esta vez elegirá la capital española como objetivo. Los artefactos serán colocados en dos estaciones de trenes y en el aeropuerto. Su colocación será comunicada mediante varias llamadas telefónicas. Las autoridades españolas desoyeron los avisos y las deflagraciones se produjeron cuando las inmediaciones estaban repletas de viajeros, lo que causó la muerte a cinco personas y heridas a varias decenas más. El rechazo a estas acciones es unánime. EE exigirá una autocrítica que los polimilis realizarán públicamente a pesar de que recuerdan la reiteración de los avisos.

Sin embargo, la vorágine política que provocaría la campaña del referéndum sobre el Estatuto apagaría los ecos de las explosiones de Madrid. Tras la aceptación del marco jurídico político, EE-ETA(pm) dejaron de ser objetivo preferente de los ataques de la prensa, consecuentemente el Gobierno y las FSE se centraron en la represión del movimiento independentista que identificaban con el binomio ETA-HB.

6.     PARÉNTESIS POLÍTICO. PRIMERA PARTE

Es difícil precisar el origen en el cual el Bloque político-militar comienza, como alguien denominó, su viaje a la nada. Para intentar aproximarnos a los orígenes de la degeneración y posterior claudicación polimili, tenemos que retrotraernos hasta el momento en el que Arias Navarro, presidente del Gobierno español es destituido de su cargo por el nuevo Jefe del Estado, Juan Carlos de Borbón, el 30 de Junio de 1976. Su incapacidad para poner en marcha las reformas necesarias que garantizaran la continuidad de la esencia del régimen anterior, hacía inevitable el cambio. El 3 de Julio del mismo año, es nombrado nuevo presidente del Gobierno Adolfo Suárez, que en esos momentos era el responsable del Movimiento Nacional.

Suárez sí recoge la idea de cómo ha de evolucionar la situación y de inmediato comienza a presentar su programa de actuación. El día 6 de Julio, en una comparecencia televisiva, anuncia que en Diciembre de ese mismo año se someterá a referéndum una Ley de Reforma Política que sirva como eje vertebrador del proceso, contemplando la legalización condicionada de los partidos políticos. Junto a ello se promulgará un indulto limitado para presos políticos que prácticamente no afecta a ningún preso de ETA, al excluirse “los delitos” más penados de esta medida.

En los meses siguientes se prodigarían los gestos destinados a fortalecer este proceso. Las cúpulas policial y militar serían renovadas, aunque la eliminación de los militares más retrógrados de la primera línea no significó sino la sustitución por otros más adaptables a las circunstancias pero de igual tradición fascista. La transición controlada por el aparato franquista parecía avanzar tal y como habían previsto sus mentores. Suárez lo manifestaría al inicio de este proceso:

“Los que partimos de una militante convicción sobre la radical legitimidad de nuestro sistema político no podemos asumir -ni tan siquiera a puros efectos dialécticos-el reto de la ruptura”

 Declaraciones a Mundo 19-6-76. Citado en Euskadí y la Libertad, tomo 4, p.92

Suarez, anuncia el referéndum sobre la Reforma política que su gabinete había elaborado y que preveía elecciones por sufragio universal antes del 30 de Junio de 1977. En Euskal Herria se apuesta por la abstención y durante este espacio de tiempo, tanto por parte de ETA(pm) como de ETA(m)  realizan diversas acciones armadas de carácter propagandístico, ataques a repetidores de televisión así como a la Compañía Telefónica son sus ekintzas más destacadas, mientras la huelga general convocada por los polimilis tuvo escaso seguimiento.

El comienzo del fin polimili

Si bien el resultado refrendario fue interpretado de diversas maneras por las organizaciones de la Izquierda Abertzale, el 46% de la población vasca se abstuvo, lo que para los polimilis no fue del todo satisfactorio. Los polimilis inexplicablemente, pasan por alto las condiciones antidemocráticas de la campaña, el ansia de cambio y la incapacidad de la oposición para hacer ver a la sociedad la necesidad de que ese cambio se estableciera sobre unas bases diferentes. La falta de alternativas fue lo que determinó que el proyecto de Reforma política recibiera un espaldarazo casi definitivo. Aun así, en Euskal Herria la tasa de abstención mostraba un trabajo productivo de apoyo a la ruptura con el franquismo, aunque también reflejaba los niveles de confusión de la sociedad.

El 15 de Junio del mismo año, el Gobierno español anuncia elecciones legislativas provocando un gran movimiento entre las fuerzas políticas vascas. Mientras ETA(m) y KAS piden la abstención nuevamente si no se dan un mínimo de condiciones democráticas, la relativa derrota política en el referéndum sobre la Reforma dio argumentos a los que estaban a favor de la participación electoral dentro de los polimilis. La cuestión electoralista es observada por la dirección polimili como la condición principal que marca el asentamiento definitivo de la realidad democrático burguesa.

ETA(pm) se encontraba en un atolladero a la hora de abordar esta situación. A la rápida evolución política se le une  la tarea de la creación de EIA (Partido para la Revolución Vasca),  lo que acelera los tiempos y aumenta la falta de comunicación entre la base y la dirección polimili. Así, el mayor peligro de asimilación reformista era endógeno, provenía de la misma dirección político-militar descolocada por los resultados del referéndum pasado, pues consideraba que el Pueblo Vasco no había expresado tajantemente el rechazo a la Reforma. Entendían por tanto que los comicios electorales subsiguientes eran una cita que no se podían obviar, so pena de entrar en un proceso de marginación política de la Izquierda Abertzale.

El 4 de Abril de 1977, en el frontón de Gallarta, se presenta públicamente EIA (Euskal Iraultzako Alderdia) y aunque el Partido se define como fuerza proletaria, abertzale y declara que apoyará los puntos de la alternativa KAS será en la asamblea de Beasain, el 9 de Mayo, donde decidirá definitivamente participar en las elecciones generales, rompiendo los acuerdos con KAS. Para este momento ya estaban en marcha las candidaturas de EE (Euskadiko Ezkerra), agrupación de masas que es conformada en un principio por EIA y el EMK.

La Organización armada pm no hará sentir su voz, asumiendo de hecho la postura participacionista de EIA. Finalmente, en un mitin celebrado por EE en el frontón Anoeta de Donostia, ETA(pm) pedirá el voto para Euskadiko Ezkerra.

División de la Izquierda Abertzale

Para el conjunto de la Izquierda Abertzale, las elecciones del 15 de Junio determinaron un hecho trascendental, cual era que se había roto la unidad de acción que, al fin y al cabo, había marcado hasta entonces la iniciativa política de la lucha de liberación. El régimen español, que ha salido reforzado de las elecciones legislativas de Junio con la victoria de la UCD y el Pacto social de Octubre del mismo año firmado por las fuerzas de la oposición, PSOE y PCE, debe enfrentarse ahora a las dos últimas tareas decisivas para consumar la reforma política: La Constitución y los estatutos de autonomía.

La alta participación del electorado demostraba la necesidad de materializar una alternativa política concreta, ya que el sistema había legitimado la presencia de la oposición al franquismo, aquella por supuesto, que no cuestionaba la naturaleza “democrática” del proceso político de la reforma y de la cual entraban a formar parte.

En Euskal Herria quedaron consolidados tres grandes bloques políticos. La derecha española (UCD-AP), el centro-izquierda español (PSOE) y el centro-derecha vasco (PNV), cada uno de ellos con algo más de 300.000 votos. El PCE obtuvo 50.000 votos. La izquierda revolucionaria estatal (ORT y LKI, principalmente, ya que el MCE se presentaba en la coalición EE) no obtuvo apenas respaldo.

La Izquierda Abertzale salió de las elecciones dividida y debilitada. La abstención reclamada por KAS había sido mínima, dado el deseo de votar de la ciudadanía y la imposibilidad material por problemas de tiempo y de ilegalidad de realizar una campaña potente en esta línea. En cuanto a las formaciones que se presentaron, los resultados fueron igualmente decepcionantes. ANV y ESB lograron apenas apoyos, especialmente los primeros. EE consiguió un total de 90.000 votos, suficientes como para hacerle aparecer como la principal alternativa a los tres grandes bloques de partidos del sistema, pero lejos de aglutinar el voto de la Izquierda Abertzale. Sin embargo, los acontecimientos venideros demostrarían que la ausencia de visibilidad electoral del espacio político identificado con KAS se debía más a las peculiares circunstancias que rodearon estas elecciones que a la inexistencia de un amplio espectro social identificado con sus planteamientos.

Camino a la asimilación

La situación privilegiada de los grandes grupos económicos y financieros queda garantizada por las fuerzas armadas que se preparan para ejercer el papel de columna vertebral del Estado, y de facto de la elaboración de los proyectos constitucionales y autonómicos. Suárez pretendía llegar a un acuerdo con los principales agentes polí­ticos para dar estabilidad a la Transición y, tras las elecciones, inició negociaciones con los principales agentes. Este proceso fructificó en los llamados Pactos de la Moncloa, firmados en Oc­tubre de 1977 por UCD, PSOE, PCE, AP, PNV, CCOO y otros par­tidos.

En la elaboración del texto constitucional serán excluidos tanto el PNV como EE (Euskadiko Ezkerra), a pesar de haber participado en las elecciones del 15 de Junio. Si bien ante esta realidad el enfrentamiento armado en Euskal Herria iban creciendo a medida que la Reforma política trataba de abrirse paso a la fuerza, las posturas que el Partido EIA iba adoptando en relación a la coyuntura política seguían creando graves problemas al conjunto del Bloque polimili.

En la asamblea de Zegama, el Partido elige a Mario Onaindia como Secretario general, que junto Xabier Garaialde (Erreka) y Juan María Bandrés, influirán de manera determinante en la línea política de EIA, acelerando las contradicciones internas. Así, el hecho que hizo saltar todas las alarmas en el interior polimili fue la aprobación del pre-autonómico elaborado por el PNV y el PSOE.

Euskadiko Ezkerra, que en un comienzo apoya la propuesta de la Mesa de Altsasu (escenario que dará lugar a la futura Unidad Popular), se desmarca de ella para entrar en la lista de formaciones del CGV (Consejo General Vasco). Además EIA decide modificar sus estatutos para ser legalizada, eliminando la definición de “un estado socialista e independiente” para afirmar que EIA se dirige “hacia la evolución socialista en el marco de un estado propio”. La justificación de la dirección del Partido sobre estas posturas fue marcada por “el realismo y la necesidad de intervenir en las instituciones para así poder condicionarlas en un sentido revolucionario”.

El proyecto elaborado por el CGV establecía una serie de principios que intentaban forzar la Carta Magna española. El Bloque polimili quería, a través del Estatuto, sentar las bases para una normalización de las relaciones con el Estado español y dar vía libre a la lucha por la hegemonía en Euskal Herria a partir de unas bases mínimas que pensaban no tenía la alternativa KAS. Para ETA(pm) había llegado el momento de poner todo su peso político-militar en la consecución de un objetivo que era considerado como determinante para desarrollar la revolución social en Euskal Herria. Al menos esa parecía también la estrategia de EIA, con Mario Onaindia a la cabeza, reelegido nuevamente en el I Congreso del Partido celebrado en Leioa, el 17 de Junio de 1979. En él afirmó:

“Nosotros creemos que hay que contrarrestar, en este nuevo período, el avance de la burguesía con una estrategia defensiva, en el sentido de que esta nueva etapa no vamos a la toma de poder por parte de la clase obrera, sino que vamos a hacer unas conquistas que pueden ser perfectamente asumibles por la burguesía. Éste es el caso del Estatuto de Gernika. Vamos hacia el objetivo fundamental de crear un marco autónomo de lucha de clases. La lucha de clases en Euskadi se ve mediatizada por el tema de la represión, por las contradicciones existentes entre la oligarquía y el Pueblo vasco, por el nacionalismo burgués y el nacionalismo pequeño burgués radical.

Gramsci y la falsa  hegemonía

Pero el malestar interno en el Bloque político-militar aumenta. La misma organización armada polimili subrayaba que las masas no habían asimilado de manera “total” la cuestión del Estatuto cuando en realidad, lo que no estaba asumido era el camino para llegar a la función que este Estatuto debería tener.

Sin percibirse aún, lo que se empieza a tantear en los análisis del Partido y que puede explicar su postura política, es un cambio paulatino de la referencia social que hasta ese momento había sido la Izquierda Abertzale. Fracasados los intentos de liderar a esa Izquierda Abertzale, para alcanzar la hegemonía político-social en Euskal Herria, se comienza a considerar, ya algunos dirigentes lo habían manifestado con anterioridad, que el espectro social al que seducir debía ampliarse, que el Pueblo Trabajador Vasco no es sinónimo de Izquierda Abertzale. A medida que la reforma política española se implementa en Euskal Herria, Euskadiko Ezkerra tendrá progresivamente como uno de sus objetivos principales contrarrestar la aceptación popular del binomio ETA(m)-HB. En un vano intento de crear un espacio entre el PNV y el PSOE, EE de la mano de EIA, irá asumiendo cada vez más los contenidos reformistas contando con la ayuda armada de ETA(pm).

Mario Onanindia, recién salido de prisión y analizando con detalle los resultados electorales de las primeras elecciones legislativas a las que se presentó la coalición EE, elaboró un informe con López Irasuegi y Andoni Azkue que concluye con dos ideas:

“Que en Euskadi no era sólo la Izquierda Abertzale, que las fuerzas mayoritarias eran las que habían sido mayoritarias en la guerra y que había que hacer política con ellas y un estatuto para todos los vascos. Y en segundo lugar que la política de alianzas de EIA pasaba por EE más que por KAS, porque KAS era Izquierda Abertzale y lo que nosotros queríamos construir era izquierda nacional”

Para llevar adelante sus ideas y conceptos, Onaindia y el sector en el que se inserta va a tener que librar batalla dentro de EIA contra dos tendencias y dentro de EE contra su socio, el EMK. Lo reconoce él mismo:

“En EIA estaban López Irasuegi y Maneros que tenían un modelo de partido marxista-leninista y por otra parte estaba Ortzi que pensaba que había que conseguir la unidad de la izquierda abertzale y que si EE no recogía toda la Izquierda Abertzale había perdido sentido. Mientras que la gente que venía de peemes, en concreto Erreka, estaba mucho más de acuerdo con el proyecto que tenía yo”

¿Pero, qué proyecto tenía el sector liderado por Onaindia? La respuesta hay que buscarla en los años en que Mario Onaindia se encontraba en prisión. Tras la expulsión de EIA de la Koordinadora Abertzale Sozialista,  en ese momento se decantan en el Partido dos líneas ideológicas  que sin embargo, no cuestionan la senda rupturista de la formación. En un folleto dedicado “a la clase obrera y a todo el Pueblo de Euskadi”, se expone sin ambajes:

“EIA entiende que la desaparición del capitalismo y la construcción de una sociedad socialista vasca aportarán enormes beneficios a la clase trabajadora de Euskadi… la reforma política no conduce a la situación democrática por la que el pueblo está luchando, no conduce a la liquidación total y absoluta del fascismo. Se trata de cambiar algo para que no haya cambio; de cambiar la forma de régimen pero de alterar lo menos posible el aparato estatal”

Con estos planteamientos está en desacuerdo unos de los presos del proceso de Burgos. Curiosamente el único que se declaró, ante el tribunal militar, marxista-leninista, Mario Onaindia. Es en la cárcel donde Onaindia rompe con la ideología comunista influenciado por libros y revistas del CERES, que es el nombre del ala izquierda del Partido Socialista Francés liderado por Jean Pierre Chevenement y Max Gallo. Onaindia abandona la posibilidad de una revolución e incluso de una ruptura con el franquismo pero no se manifiesta en este sentido en ningún momento.

Lucha de dos líneas

La inactividad del Partido se vuelve escandalosa. Era evidente ya que tras la línea política se escondían las restricciones que el Gobierno central español establecía en el proceso de Reforma y que llevarían al Bloque polimili a una permanente crisis al constatarse las limitaciones de una estrategia que intentaba actuar en dos planos, uno desde dentro de la reforma y el otro desde fuera, esto es, participar en las reformas legalistas al tiempo que se practicaba la lucha armada, lo que haría que internamente unos militantes apostaran por la confrontación directa mientras que otros adoptaran una postura más contemporizadora.

Además, para ETA(pm), la presencia de los milis estaba condicionando progresivamente y de manera visible su marco de intervención, pues a través de la actividad insurgente, ETA(pm) tenía que quitar  a los propios milis  y también a las organizaciones de masas cercanas como HB y KAS, la hegemonía política en el espacio social de la Izquierda Abertzale que se movilizaba independientemente de los resultados electorales y de la lucha política institucional. A este respecto, las elecciones de Marzo y Abril de 1979 dejan un amargo sabor de boca a EE y ETA(pm). Si bien han recogido un aumento de votos, han podido comprobar cómo la mayor parte de la Izquierda Abertzale que se había abstenido en las primeras elecciones ha dado su apoyo a ETA(m)-HB.

7.     ETA(M) Y EL ESTATUTO DE AUTONOMÍA

Respecto al Estatuto, los milis no se opondrán frontalmente en un principio, pero sí opinarán que éste debe tener unos contenidos mínimos. Por eso afirmará que:

“Cualquier forma estatutaria que no recoja los puntos de KAS, en vez de construir un progreso hacia la independencia y el socialismo, puede resultar un narcótico capaz de frenar la lucha de nuestro pueblo, ineficaz para solucionar alguno de los graves problemas que nos afectan”.

A medida que se van conociendo los contenidos y textos que formarán parte del estatuto de la Moncloa, para la organización mili, la aceptación de semejante documento será un fraude:

“… ha sumido en un mar de tinieblas la sacrificada lucha de resistencia de un sector de nuestro pueblo que ha combatido honradamente con el Estado opresor y ahora ve cómo sus mismos líderes se rinden al enemigo por un simple plato de lentejas”.

Comunicado de ETA al Pueblo vasco. 30 de julio de 1979.

ETA(m) resumiría sus razones para oponerse a “este estatuto” en una entrevista posterior: negación del derecho de autodeterminación, exclusión de Nafarroa, no equiparación del euskera con el castellano, permanencia de las fuerzas policiales españolas y competencias económicas, cuya naturaleza atentaba contra los intereses de la clase trabajadora.

Los milis mantienen y sostienen su dura campaña armada. En Septiembre de 1979 dos altos oficiales del Ejército serían abatidos en Bilbao. El día 23 del mismo año moría en atentado el gobernador militar de Gipuzkoa, un general que había combatido en las filas nazis. En respuesta, cinco días después un escuadrón de la muerte del Batallón Vasco Español, acabaría con la vida del concejal donostiarra de HB, Tomás Alba. La actuación de las FSE era implacable. A principios de Septiembre el joven Iñaki Kijera había muerto a manos de la Policía en Donostia. Durante la huelga general convocada al día siguiente la Policía haría uso de fuego real en varias manifestaciones.

En este ambiente de abierto enfrentamiento, EE trata de presentar el Estatuto como la consecución de todos los logros por los que la Izquierda Abertzale ha peleado en las últimas décadas. ETA(pm) suspenderá prácticamente toda la actividad hasta el referéndum. La campaña por el "Sí" al estatuto es impulsada desde todos los medios oficiales y políticos excepto HB, al que se le suman EMK y LKI, que defenderán la abstención.

Los opositores deben hacer frente a la presión represiva. Manifestaciones disueltas, dirigentes procesados o encarcelados por emitir sus opiniones, libros y medios de comunicación secuestrados... A finales de año, la actividad de las organizaciones armadas había registrado un nuevo récord. A lo largo de 1979 la Policía les atribuyó la comisión de acciones que costaron la vida a 75 personas, la gran mayoría de ellos a cargo de ETA(m), aunque ETA(pm) y los CCAA también habían causado varías bajas mortales. Veintiún ciudadanos vascos morirían ese año a manos de las FSE y la guerra contrainsurgente. En Abril, el general Ibáñez Freiré, ex combatiente nazi, será nombrado ministro de Interior. En Octubre fallecerá en un enfrentamiento con la Policía Fran Aldanondo, el último preso liberado tras la "amnistía" de 1977, que se había incorporado a los CCAA. Las Gestoras pro-Amnistía denunciarán que en el mes de Diciembre el número de detenciones son 200 al día, incluyendo las retenciones para identificaciones. Las denuncias de torturas en comisaría son constantes. Al concluir el año había 170 presos políticos vascos, la mitad de ellos en la cárcel de Soria.

El relativo triunfo del “Si”

En estas circunstancias se celebrará el referéndum para aprobar el Estatuto de Autonomía en el que triunfa el “Sí” con el apoyo del 53% del censo. Más del 40% de la población se ha abstenido, lo que en un contexto de tanta trascendencia puede entenderse como un significativo grado de rechazo.

En cuanto a Nafarroa, debería esperar aún más de dos años para acceder a una autonomía cuyo fin esencial sería consagrar la división territorial del sur de Euskal Herria. En Marzo de 1982 el Parlamento navarro aprobaría la llamada Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra que no sería sometida al refrendo de la sociedad navarra. Para conseguir la mayoría de las tesis particionistas había sido necesario que el PSOE cambiara su postura y defendiera la separación de los herrialdes creando incluso para ello el Partido Socialista Navarro, desgajado del Partido Socialista de Euskadi.

Ante esta realidad, los agotados dirigentes del Bloque político-militar no estaban dispuestos a dar más de sí, mientras, el PNV, pasó directamente de una cómoda oposición a dirigir una impresionante maquinaria política y administrativa que le permitía la gestión de ingentes recursos y una enorme cuota de poder. Todo ello conseguido a base del sacrificio de una generación de combatientes vascos que habían arriesgado sus vidas, y en muchos casos las habían perdido, para hacer renacer a finales de los años cincuenta la moribunda conciencia nacional vasca que dos décadas más tarde se encontraba en uno de los momentos más fuertes de su historia moderna. Tiempo más tarde, alguien resumiría esta situación con otra expresión que hizo fortuna:

"Unos tienen que sacudir el árbol para que otros recojan las nueces”.                      

8.     EL PESO DE LA INCAPACIDAD

Tras la aprobación del Estatuto, ETA(m) prosiguió su campaña en los frentes habituales, mientras los polimilis retomaron su actividad armada que había estado paralizada en los últimos meses, con varias acciones entre las que destaca el secuestro de Javier Rupérez, miembro de la ejecutiva de UCD y responsable de relaciones internacionales del partido. El motivo de esta reactivación sería presionar al Estado para el desarrollo pleno del Estatuto. El secuestro de Rupérez realizado el 11 de Noviembre de 1979 motivó una frenética actividad del Gobierno para conseguir su liberación. Tras concesiones menores, Rupérez fue liberado el 12 de Diciembre.

De la ilusión a la decepción                                 

El 18 de Enero de 1980 el PNV anunciará su retirada temporal de las Cortes madrileñas en protesta por la cicatería de UCD en el desarrollo del Estatuto. Mayores son los problemas entre EE y ETA(pm). La temprana constatación de que el Estatuto no va a cumplir las enormes expectativas que habían despertado en la campaña del referéndum no va a motivar una especial actividad en EE, pero sí llevará a un incremento de la actividad de los polimilis. Para ETA(pm), el regateo de competencias estatutarias obligaba a una política de ataque al Estado y en especial a su gestor político, la UCD.

La decisión de ETA(pm) de golpear a dirigentes de UCD provenía de su análisis sobre la debilidad de esta formación y la necesidad de castigarla duramente para arrancarle concesiones ya que valoraban además que el proceso de “democratización” estaba aún en sus fases iniciales. Semejante reflexión chocaba de frente con la dirección de EE que en cambio pensaba que el partido del Gobierno era sólido y que la democratización estaba consumada.

                                                                                                    

Golpear a la UCD                                                  

El secuestro de Rupérez  había sido un primer paso en la línea de atacar a la Unión de Centro Democrático y pronto se emprenderían acciones cada vez más frecuentes contra empresarios,mostrando que ETA(pm) concebía el nuevo ciclo post-estatuto como una etapa de confrontación.

La UCD había encomendado al ex ministro de interior Martín Villa, la dirección del proceso autonómico, con la intención de frenar lecturas expansivas del mismo. Pero la situación vasca, con ETA hostigando con dureza y el PNV ausente de las Cortes madrileñas, obligó a un primer compromiso de ejecución de transferencias competenciales y en Septiembre de 1980 el Partido Nacionalista Vasco retoma la actividad en el Parlamento español.

El 29 de Septiembre, ETA(pm) atenta mortalmente contra el miembro de la ejecutiva alavesa de UCD Ignacio Ustarán. Esta acción será criticada abiertamente por dirigentes de EE en lo que será el comienzo de la ruptura expresa del Partido con la lucha armada. El comité ejecutivo de EE afirmará:

“A nadie se le puede quitar la vida por sus ideas. El inicio de tal dinámica, además de atentar contra los derechos fundamentales de la persona, no conduce a frenar la brutal represión a la que se ve sometido nuestro pueblo por los aparatos del Estado y por los incontrolados, sino que, por el contrario, crece aún más el clima de tensión e inseguridad colectiva.“

Lo que en EIA se empieza a analizar después de la acción contra Ustarán es, según la propia ETA(pm), una tentativa de teorización en torno a su nuevo análisis de la situación en Euskal Herria y en el Estado. Según este análisis, la remodelación interna del gobierno y las alianzas con CIU, PSA y PNV son un reforzamiento de la derecha a la que había que arrebatar la hegemonía desde la lucha institucional y la lucha de masas para reagrupar así a las fuerzas de izquierda.  Pero estas críticas no hacen mella en la decisión polimíli y el 31 de Octubre matarán al dirigente guipuzcoano de UCD, Juan de Dios Doval. Días antes los Autónomos habían ejecutado al también responsable del partido en esa provincia, Jaime Arrese. La dirección de EE utilizará toda su capacidad de influencia para frenar la ofensiva polimili, lo que finalmente conseguirá y el Bloque político-militar acordará efectuar un proceso de reflexión conjunta sobre la estrategia que se sigue.

La postura de ETA(m) será rechazar los atentados contra políticos, lo que colocará a ETA(pm) en un absoluto aislamiento.

 9.     PARÉNTESIS POLÍTICO. SEGUNDA PARTE

Para EE, la capacidad de ser el eje de la Izquierda Abertzale era ya nula, La formación estaba valorando la posibilidad de una alianza con las fuerzas de izquierda estatal, especialmente el PCE-EPK con el fin de generar una nueva hegemonía que contrarrestara a la derecha institucional.

Durante el proceso precongresual del EPK se estaban imponiendo las tesis vasquistas, lo que motivó un acercamiento de la dirección de esta línea hacia EE. La alianza parecía la tabla de salvación para ambos proyectos, pero la vinculación de EE con la lucha de ETA (pm) era un obstáculo insalvable para el EPK, que de facto ya había aceptado la Reforma. Esta razón, junto a la propia convicción de la dirección de EE de la necesidad de abandonar la actividad armada, llevó al Partido a intentar convencer a ETA(pm) de la necesidad de decretar una tregua. La organización armada aceptará la propuesta de alto el fuego pero en la mente de unos y otros subyacían diferentes valoraciones sobre esta medida. Es en estos momentos cuando las hipótesis de ETA(m) empiezan a hacerse presentes:

“...Por otra parte, la Organización se verá obligada a participar en pactos con otras fuerzas situadas en contra de la lucha armada, pactos en los que el frente militar no tiene ninguna necesidad de comprometerse”.

Estocada final

Tras conseguir la dirección de EE el cese de la campaña contra UCD, ambas organizaciones del Bloque político-militar emprenden, en Noviembre de 1980, un debate sobre la estrategia a seguir. Para ETA(pm) la tregua sería una medida de presión para tratar de negociar concesiones del Estado en los cuatro temas clave: amnistía, Nafarroa, transferencias y salida de las FSE. Lo que los polimilis desconocían era que, ya en Octubre de 1980, dirigentes de EIA se habían entrevistado con el delegado del Gobierno Marcelino Oreja para tratar el desarme de la Organización.

ETA(pm) sumida en su propio engaño, entendía que la tregua debía ir acompañada en un incremento de la movilización social por parte del Partido, a lo que EE se comprometió. La intención de los polimilis era la de acometer este proceso desde una posición de fuerza. Con esta perspectiva la Organización se embarca en un proceso de reestructuración que tendrá su punto culminante en una serie de cursillos teóricos y militares que se realizarán durante el verano de 1981.

Contraviniendo lo acordado a nivel interno, EIA-EE no pone en marcha dinámica social alguna para reclamar una verdadera negociación política, y eso, en un momento en el que la aprobación de la LOAPA había introducido incluso al nacionalismo vasco del PNV en una dinámica de agitación social. La denominada VIII Asamblea de ETA(pm) se realizó en este ambiente de desconfianza interna a mediados de Febrero de 1982.

Finalmente, la asamblea decide volver a la lucha armada, lo que fue respaldado por el 75% de los asistentes ante lo que el resto decidió abandonar la Organización.

Descomposición definitiva

El grupo minoritario que abandona la actividad armada decidió configurar una organización propia y denominarse ETA(pm) VII Asamblea, intentando heredar la legitimidad de esa asamblea clave en la construcción del Bloque político- militar, por lo que serían conocidos como Zazpikis. La mayoría que acepta el regreso a las armas pasarían a conocerse como Octavos y declararía rota la tregua el día 25 de Febrero de 1982.

ETA(pm) VIII Asamblea, a pesar de su debilidad, trató de recomponerse y retomar la fase operativa armada. Se centraron en el aparato y recabar fondos. Pero la Organización habría de hacer frente a dos handicaps que se demostraron insalvables:

  1. Por un lado, la carencia de un referente político que compartiera su estrategia: ya que no habían renegado de su apuesta estatutista y de otras decisiones estratégicas. Se encontraban con que los sectores sociales que defendían la lucha armada les daban la espalda.
  2. El segundo problema era haber compartido estructuras con los ex- militantes que ahora estaban promoviendo el abandono de las armas, lo que hizo que la organización sintiera la sombra de la delación de sus antiguos compañeros tras cada golpe represivo.

Esta degradación de ETA(pm) llevará a un sector de esa organización denominada Octavos, tras observar la pujanza del bloque rupturista nucleado en torno a HB, a concluir que, aun desde una perspectiva crítica, esta formación es la única referencia política válida y que igualmente ETA(m) es el único marco posible para seguir adelante con una insurgencia viable. La propuesta de buscar la unificación con ETA(m) es sometida a debate interno y recaba la adhesión de la mayoría de la militancia. Aun así otro grupo decidirá mantener la organización de forma autónoma. A principios de 1983 los Octavos se han roto y el grupo mayoritario se denominará ETA(pm) VIII Asamblea sector pro-KAS, aunque serán conocidos con el apelativo de milikis.

Tras contactar con ETA(m), esta organización decidirá aceptar la confluencia aunque la diferente correlación de fuerzas entre ambos grupos hará que este proceso sea una absorción de los milikis por parte de los milis. A pesar de la inyección de voluntarios que recibiría en esta operación, ETA(m)  pondrá sus condiciones, la nueva organización deberá demostrar su capacidad de operar durante un año de forma autónoma y los militantes incorporados lo serán tras un análisis individual de cada caso. La decisión de los milikis es, a nivel personal, muy dura para muchos de ellos. Además de reconocer el fracaso del proyecto político que habían defendido durante los últimos años, han de ingresar en una Organización con la que han tenido fortísimos enfrentamientos.

10.  REFLEXIONES GENERALES

El año 1975 se torna en inflexión en la historia de ETA tanto para milis como para polimilis.  Para ETA(m), 1975 es un año de fortalecimiento organizativo interno ya que asumirá  la aportación de los Bereziak, lo que se reflejará en una gran capacidad para infligir daños al Estado. Desde la perspectiva polimili, el 75 es el banderín de salida para el intento de resolución de profundos problemas creados por las contradicciones en su línea teórico-práctica heredados de su debilidad militar y que progresivamente se van haciendo cada vez más patentes.

La realidad es que el conjunto de ETA se tiene que enfrentar a una doble problemática político-militar tras la muerte de Franco, al no cumplir sus objetivos en la Guerra revolucionaria y variar el escenario político y social del marco establecido:

  1. Por un lado, implementar y mejorar un mayor nivel operativo militar que sea capaz de modificar sustancialmente o condicionar la ofensiva de la Reforma política y la actividad Involutiva.
  2. Y por otro, estructurar y organizar un movimiento de masas en ascenso y además interrelacionarlo con la lucha armada.

Sobre el primer punto, ambas ramas de ETA parecen seguir dos tácticas pero una sola estrategia. Persisten en una gran centralización del mando militar y reservas, lo que acorde a las circunstancias y en la medida en que Francia no se ha implicado definitivamente en la lucha contra-insurgente en el territorio de Iparralde, les da, a ambas, unos resultados satisfactorios dentro de las lógicas de sus doctrinas armadas.

Las acción militar se sostiene en el tiempo, se amplía y perfecciona,  a lo que hay que sumarle la mejora de los arsenales armamentísticos. ETA va  incorporando mejoras y modernizaciones tecnológicas apreciables como granadas de fusil o  lanzagranadas. La incautación del material por parte de las Fuerzas policiales mostró que ambas ramas organizativas insurgentes disponían de modernos lanzagranadas RPG-7 y de fusiles CETME, así como de pistolas FN Browning. ETA también incorporó otros mecanismos novedosos en 1982, como el uso de un fusil de precisión para abatir a un agente de la Guardia Civil en Pasaia o la utilización, por vez primera, de un coche bomba accionado mediante mando a distancia contra una furgoneta de la Policía Nacional, acción en la que falleció un agente. En este caso, la insurgencia comenzaba a emplear nuevas tácticas armadas aunque la operatividad comienza a conocer complicaciones (es el caso de la imposibilidad de la utilización de columnas) dadas los sucesivos perfeccionamientos que se dan en la actividad contra-insurgente. En 1982, la ocupación policial y militar de Euskal Herria y la feroz represión habían mermado la capacidad de intervención de ETA, situación parcialmente compensada por una mayor sofisticación de sus ekintzas, dotando de una sólida base argumental a su denuncia de que la dictadura seguía vigente en Euskal Herria.

Respecto a la segunda cuestión, en primer lugar abordaremos del Bloque polimili:

1. ETA(pm) intenta resolver la contradicción político-militar por medio del desdoblamiento para la creación de un partido político de vanguardia, de corte clásico, que hegemonice la lucha de masas y homogenice ideológicamente a la Izquierda Abertzale surgida a lo largo de los años de espiral. El Bloque polimili será un modelo ideológico-político único, haciendo partícipe a las bases sociales de la lucha militar acorde con el objetivo de  creación de un futuro Ejército Popular a pesar del fracaso en la Ofensiva Estratégica de 1975. Pero “el desdoblamiento” propugnado en Otsagabia en 1976 de la mano de Pertur, no fue un instrumento de diferenciación organizativa, cual era poner punto final a la estructuración frentista anterior y separar lo militar de lo político, sino que se utilizó como fórmula que colocaría la maquinaria  militar polimili bajo el control de una dirección política partidista. El deslinde de lo militar y lo político no se produce de manera efectiva y las armas polimilis quedan bajo el mandato de una estructura que participa de la legalidad vigente.

ETA(pm) en su Séptima asamblea, conjuga una propuesta política partidaria (un partido en teoría revolucionario) dentro de un sistema en el que se aceptan las reglas fundamentales de la burguesía y cuenta con el apoyo de una actividad armada que “objetivamente” rechaza tales reglas.

El denominado Bloque político-militar a partir de entonces camina torpemente, sacudido por tensiones internas que terminarían por llevarlo a la asimilación. Desde los contactos semi-secretos con el Gobierno español, que ansiaba el fraccionamiento del conjunto abertzale socialista, pasando por el abandono de las luchas populares… hasta la congelación de la actividad armada subsiguiente por medio de treguas, que llevarían progresivamente a pensar a muchos voluntarios armados, que la dirección de ETA(pm)-EIA estaba jugando todas las cartas para la aceptación de la vía reformista institucional y que por ese camino se iba a renunciar a una alternativa de ruptura, aunque sobre el papel, se sigue proclamando la lucha por los objetivos históricos y la práctica armada. Esta situación provocará que sigan conviviendo momentáneamente en ETA(pm)–EIA, sectores que creen en la lucha revolucionaria con otros que implícitamente han asumido la necesidad de aceptar la Reforma.

La práctica política del Partido y la obediencia debida a éste, les conduce irremisiblemente hacia posiciones sistémicas cuya máxima expresión es la dependencia del cretinismo parlamentario. Pero esta línea no va a verse recompensada por los resultados de los votos. Toda la “ofensiva política” se produce exclusivamente en el campo electoralista para intentar obtener una fuerte presencia en aquellas instituciones en donde se están diseñando las leyes fundamentales que van a ser los pilares del nuevo Régimen.

El camino político de EIA-ETA(pm) se estrecha aceleradamente coronado por los sucesivos fracasos electorales. El reconocimiento esperado de amplios sectores del Pueblo Trabajador Vasco y los sectores populares no se materializa. La contradicción entre la lucha institucional que prioriza EIA, junto con el abandono del campo popular les lleva a precipitarse en los análisis del momento político, cayendo en una inmediatez oportunista impropia de una organización revolucionaria, obviando además las imposiciones totalitarias del Régimen, que emplea con extrema eficacia el miedo a la involución como arma de control social y chantaje político.

Es el mismo oportunismo el que abre el camino al posibilismo. La consecución de un Estatuto de Autonomía se fija entonces como una prioridad  política a corto plazo ya que puede ser el instrumento de paso hacia la consecución del Estado vasco. ETA(pm) y EE, que valoraban en un primer momento el Estatuto como “la ruptura con el régimen del pasado”  y como “el autogobierno de hecho para Euskadi” pasarán en poco tiempo a considerar el engranaje entero de la Reforma política como un camino válido para resolver la cuestión nacional y social vasca, no sólo por el valor en sí, sino sobre todo por su falsa creencia en la capacidad de fomentar y posibilitar transformaciones sociales, políticas e ideológicas en el seno de la sociedad. Aceptar este hecho implica denostar la ruptura. Para el Bloque polimili, frente a la vía estatutaria por tanto, sólo queda la indefinición de la denominada Alternativa KAS. La lucha armada será el complemento militar a la dinámica de movilización social y electoral en la que el Bloque polimili elegirá al PNV y al PSOE como compañeros de viaje, al haberse posicionado estas fuerzas igualmente a favor de la reivindicación estatutaria.

Pero la dirección de EIA-ETA(pm) sigue navegando en un mar de desorientación política y se muestra confusa ante dos hechos que golpean las bases de sus posicionamientos:

  • Por un lado, la construcción del estatuto no lleva camino de ser satisfactorio y la actividad insurgente no consigue contrarrestar la mutilación de la Ley Orgánica que sin embargo sí es aceptado por la burguesía regionalista representada en el PNV.
  • Por otro, EIA, que se había comprometido en la defensa del marco legal, alarmada por el éxito de HB (Unidad Popular) trata de dar al posibilismo una connotación radical que la haga atractiva para los sectores más combativos.

Uniendo estos dos factores, veladamente advertirán al Estado español que en caso de que el Estatuto sea erosionado en Madrid, el Partido pasará a la clandestinidad, a su vez, la dirección de EIA da luz verde a ETA(pm) para golpear con dureza y le insta a poner en marcha su maquinaria militar. Es en estos momentos cuando el proyecto organizativo político-militar, heredado de la ponencia Otsagabia, muestra sus limitaciones.

ETA(pm), asumiendo las valoraciones realizadas por la dirección política de EIA,  reanuda su campaña de bombas, eligiendo la capital española como objetivo. Los artefactos serán colocados en dos estaciones de trenes y en el aeropuerto y su situación será comunicada mediante varias llamadas telefónicas. Las autoridades desoyeron los avisos y las deflagraciones se produjeron cuando las inmediaciones estaban repletas de viajeros, lo que causó la muerte a cinco personas y heridas a varias decenas más. Euskadiko Ezkerra (EE) nacido de la unidad de EIA con otras formaciones, exigirá una autocrítica que los polimilis realizarán públicamente a pesar de que recuerdan la reiteración de los avisos. Llama la atención que a pesar de los malos resultados de las operaciones militares desarrolladas, EE y ETA(pm) dejaron de ser objetivo preferente de los ataques de la prensa española, el Gobierno y las FSE. El gran enemigo pivota hacia el movimiento independentista revolucionario que ya se identificaba con el binomio ETA (m)-HB.

2. Los milis, conscientes de las limitaciones impuestas por las propias características del proceso abierto y al no apreciar condiciones pre-revolucionarias, optan por la cautela y la perseverancia.  Entienden que es necesario preparar la situación para un enfrentamiento duro y sostenido en el tiempo con el fin de modificar el marco político limitado que surja después de la muerte de Franco, dejando la cuestión política en manos de las "organizaciones civiles" que aparecen alrededor de la estrategia armada y que van a tener participación social en la nueva realidad que se cierne con la Reforma.

Por otra parte, respetando en cierto sentido la heterogeneidad creada alrededor de la estrategia armada, se suman, junto con otros actores y formaciones políticas, a la conformación de una fuerza que recoja las distintas sensibilidades, manteniendo por tanto la diversidad política, y procura que ésta se organice en torno a una Unidad Popular que no cuestione la actividad insurgente e ideológicamente se encuentre cercana a los postulados de independencia y socialismo.Ciertamente ETA(m) mantiene por tanto su autonomía organizativa y asume una ambigüedad ideológica calculada que le permite acumular una base social diversa y amplia que en el futuro se estructurará en la conocida HB.

Sin embargo, políticamente, ETA(m) deberá definir y desarrollar una concepción negociadora que va a marcar irremediablemente su futuro. Renuncia  a una posible victoria inmediata que se sustituye por una estrategia etapista o gradualista, materializada en un proceso de conversaciones en donde la Alternativa KAS debe de convertirse en puerta de acceso a una fase revolucionaria superior.

El paulatino declive polimili hace que ETA(m) recoja los restos del naufragio e intente dar cuerpo a una joven y combativa Izquierda Abertzale bajo el concepto de Movimiento de Liberación Nacional Vasco o MLNV. ETA(m) deja claro que no liga el final de la lucha armada a la consecución de sus fines políticos, sino a una base democrática para poder avanzar en la construcción de un estado independiente y socialista.

ETA militar es consciente de la capacidad sistémica para la adopción de medidas asimilatorias y pisa el acelerador armado. En este comunicado de 1978 expone con claridad cuales son los límites de la insurgencia:

“…La táctica del diálogo cuando el Gobierno no está dispuesto a conceder nada, no sirve sino para que la burguesía española gane tiempo y asiente su reforma. Y atención, cuanto más se asiente, más fuerza tendrá y menos dispuesta estará a conceder nada. Hoy la capacidad de lucha pacífica y armada de la izquierda abertzale debe utilizarse a tope en torno a un programa capaz de ser asumido por amplias capas de la población de Euskadi. Nuestra lucha radicaliza la contradicción Ínter-burguesa.”

Zutik 69. Febrero de 1978.

ETA en su conjunto en 1982, tiene tras de si un ascenso de la lucha popular con el suficiente caudal histórico, político y social, como para afrontar los retos que plantea el sistema. Sin embargo, en general, el MLNV de mediados y finales de los 80, como antes la Izquierda Abertzale compuesta por milis y polimilis, no ha hecho otra cosa, con todos los méritos y defectos que le son propios, que navegar a la contra, a la defensiva de los ataques, difamaciones y medidas impulsadas por el enemigo, es decir, por las burguesías estatales y regionalistas articuladas a través de sus estados imponiendo la Reforma política.

Precisamente, esa posición defensiva y la negación de cualquier reflexión largo placista  que lo situara en posiciones estratégicas respecto al sistema al que busca oponerse, ha sido la causa de que, en general, la ideología, los métodos y las propuestas que ha engendrado la insurgencia armada vasca no hayan escapado a la lógica del sistema ni de su presión militar, sino que se ha movido siempre a través de sus coordenadas, matizadas, claro está, por un gradualismo negociador radical en el que se pusieron todas la esperanzas y se quemaron casi todos los recursos a medida que el Estado asentaba las bases para el desarrollo de la democracia burguesa a la occidental.

Nos encontramos a principios de los 80, la actividad armada es demasiado importante todavía y mantiene intacto, de momento, su campo de actuación. ETA se siente fuerte y está a punto de parir a un MLNV que no puede asumir con todas las consecuencias que, en este sentido, la organización armada no ha podido romper la correlación de fuerzas favorable a los estados español y francés por los golpes que le han asestado, por la asunción de la reforma por el resto de formaciones políticas y, en otro orden, por su concepción de la lucha de clases, en el cual una vanguardia ejerce la lucha armada como garante de un proceso político en donde participa un movimiento político de masas que unifica a formaciones con diversas labores pero que no son capaces de pasar a la tan cacareada ofensiva política,  a pesar de las sucesivas y crecientes acumulaciones cuantitativas.

Como se podrá apreciar en el futuro, tras cada ruptura en los procesos negociadores, el MLNV asumirá un mayor desgaste, lo que le llevará a una situación muy compleja y difícil, ya que la frustración ante la falta de concreción de objetivos alcanzables (tácticos) han desacelerado el proceso emancipatorio y no ha facilitado la remontada estratégica. Quizás algo parecido a lo que le ocurrió al Bloque político-militar.

EUSKAL HERRIKO KOMUNISTAK (EHK)