El auge del fascismo en Europa

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EL AUGE DEL FASCISMO EN EUROPA

Ante la amplitud del tema y la limitación del espacio plantearé solamente unos puntos de reflexión

1 Causa-Efecto: enseñanzas de la historia

Tras la desolación de la Gran Guerra (1914-18) y el triunfo de la revolución rusa de 1917, Europa se divide entre los “revolucionarios” y los “conservadores” representantes del gran capital que se había acrecentado con la guerra. La década de 1920 se caracteriza por la persecución y descabece sistemático de la organización obrera, y por el ascenso de las ultraderechas. La crisis económica de 1929 trajo consigo una mayor polarización ideológica: la radicalización del movimiento obrero (socialismo, comunismo y libertarios) por un lado y del fascismo por otro. Pero muy rápidamente, bajo el grave peso de la crisis y de la agudización de la represión, combinado con políticas económicas proteccionistas, basadas en el armamento, las grandes infraestructuras, y la criminalización de los inmigrantes, la extrema derecha y el fascismo se fue adueñando de la situación.

Las condiciones óptimas para el triunfo de esta ultraderecha extrema eran un estado caduco cuyos mecanismos de gobierno no funcionaban correctamente; una masa de ciudadanos desencantados y descontentos que no supieron en quién confiar; unos movimientos socialistas fuertes que amenazaban con la revolución social; y un resentimiento nacionalista contra los tratados de paz de 1918-1920. En esas condiciones, las viejas élites dirigentes, privadas de otros recursos, recurrieron a los radicales extremistas. Estos radicales con su gran uso de la oratoria y la psicología de masas, planteaban puntos en sus programas de corte “revolucionario” o “subversivo” (la superación de la lucha de clases de los fascistas italianos, por ejemplo), estos puntos desaparecieron con gran rapidez una vez en el poder, desde donde anularon toda clase de oposición, tanto interna como externa, e instauraron dictaduras totalitarias.

La conclusión a que puede llegarse es que, en Europa, el resultado inmediato de la Depresión fue justamente el contrario del que preveían los revolucionarios sociales. Lejos de iniciar un nuevo proceso revolucionario, como creía la Internacional Comunista, la Depresión redujo al movimiento comunista internacional fuera de la URSS a una situación de debilidad sin precedentes. En 1934, una vez hubo sucumbido a manos de Hitler el Partido Comunista alemán (KPD), en el que Moscú había depositado la esperanza de la revolución mundial y que aún era la sección más poderosa, y en crecimiento, de la Internacional, poco quedaba ya del movimiento revolucionario internacional organizado, ya fuera legal o clandestino. El retroceso de la izquierda no se limitó al declive de los comunistas, la mayor parte del socialismo europeo se encontraba entre la espada y la pared (Eric Hobsbawm en su Historia del Siglo XX).

En el estado español, la II República estrenaba al inicio de 1934 (por la falta de unión de las distintas corrientes de izquierdas) el gobierno del fascista Gil Robles de la CEDA, que sofocó militarmente la revolución obrera de 1934 y encarceló a más de 30.000 obreros. Por fin la unión en “El Frente Popular” dio la victoria a la izquierda en febrero de 1936, cuyo gobierno legitimo, fue suplantado por un golpe militar fascista, que se extendió en una guerra de tres años.

2 Los golpes de Estado financieros

Frente a los golpes militares de los años 30, la crisis actual ha traído un nuevo formato de Golpe de Estado. “Si la finalidad de los Golpes es torcer la voluntad de un pueblo, suprimir derechos y libertades, recibir ordenes del exterior y asumir los postulados de organismos internacionales, bancos, Troyka, transnacionales y de complejo industrial-militar, sin rechistar, el Golpe Constitucional triunfa sin disparar un solo tiro. Ese es el peligro al que nos enfrentamos. Desenmascararlos es labor de todos aquellos que se sientan comprometidos con la libertad, la justicia social, la democracia y el socialismo” (Marcos Roitman Rosenmann “Breve manual actualizado del Golpe de Estado”)

Desde 2010, la mayoría de vacantes económicas se han cubierto siguiendo este patrón: en Portugal, Dinamarca, Suecia, Letonia, España (el ministro De Guindos, vienen de Lehman Brothers) y al menos en 14 de los 27 países que integran la UE se habían situado a ex banqueros o gestores de fondos1 al frente del ministerio de Economía, Finanzas o del Banco Central. El poder financiero quiere tener a los suyos en los puestos de decisión política porque se juega mucho; no es exagerado hablar de una dictadura financiera disfrazada2.

La gravedad del asunto se manifestó en otoño de 2011, en que casi en un solo mes dos primeros ministros elegidos en las urnas: Yorgos Papandreu, en Grecia, y Silvio Berlusconi, en Italia, eran sustituidos- sin consulta popular, ni acuerdo parlamentario- por los supuestos tecnócratas Lucas Papademos y Mario Monti, respectivamente. Dos altos cargos de Goldman Sach, coincidiendo además con la llegada a la cúspide del BCE de Mario Draghi, ex directivo de Goldman Sachs, el mayor grupo inversor cabeza del llamado “mercado”, del que también procede. Como afirmó el ex ministro de Finanzas de Grecia, Yanis Varufakis: “Los gobiernos pasan, Goldman Sachs se queda”.

3 La manipulación del lenguaje y ocultación del campo de juego

La Gran Recesión desatada en 2007, es más aguda y de efectos más amplios que la Gran depresión de 1929. Mientras, como entonces, se vuelven a posicionar los fascismos; pero ahora una manipulación psicológica salida de los grandes centros de investigación social va deformando el lenguaje, con el doble objetivo de, por un lado, enmascarar un espectro importante de políticas y políticos de corte fascista (que no son presentados como tales y gozan del

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Euskal Herriko Komunistak